Cuando estamos llegando a la recta final de las campañas de Congreso y presidencia del año 2022 y ante la desesperación para atraer más votantes se empiezan a oír propuestas que rayan con lo absurdo, tristemente muchas de ellas se las comen los incautos y piensan que son viables y pueden cambiar el país.
Estos vendedores de ilusiones han existido toda la vida, cabe no más recordar en los años setenta al candidato presidencial Goyeneche que proponía pavimentar el río Magdalena para hacer la más grande trocal en el país o la de ponerle marquesina a Bogotá para evitar tanta lluvia en la capital.
Créanlo o no, muchas de las propuestas actuales no están lejos de las de antaño, tal vez la diferencia es que antes los colombianos no comían tan entero o también que el parlante de hoy tiene más verborrea, más ayuda de algunos medios y periodistas y hace parecer posible lo imposible.
La mayoría de los colombianos somos conscientes que el país tiene una gran dependencia económica con el petróleo, hoy en día nuestro mayor rubro de exportación y de divisas, también sabemos que diversificar nuestros productos es una buena política, pero llegar a proponer que acabemos la explotación petrolera y se sustituya por producción y exportación de aguacate es ilusorio, muchos de comieron el cuento, la verdad es que no hay suficiente tierra en Colombia para producir en esas cantidades y si llegáramos producirlo no hay quien lo compre en el mundo para producir las divisas que reemplacen el petróleo.
Hace poco cambió el aguacate por el turismo, este mismo candidato presidencial había manifestado hace unos meses que el turismo era depredador y que acababa con el medio ambiente, ahora propone atraer al año a catorce millones de turistas para poder sustituir el petróleo, otro despropósito, no hay infraestructura aérea, ni hotelera, ni de nada para lograrlo, Petro simplemente va lanzando anzuelos para atraer incautos. Hacer una infraestructura necesaria para ese número de turistas llevaría décadas.
La propuesta de esta semana es la de los trenes, propone un tren desde Arauca hasta la costa, me imagino tren bala, al parecer no tiene idea de lo que propone, primero que todo la geografía colombiana no beneficia tanto al tren, el costo de infraestructura es enorme, los trenes no son eficientes subiendo y bajando montañas, pueden tener pocas pendientes, muchos túneles se necesitarían, muchos años nos llevaría lograrla, pero además la viabilidad del tren implica que exista demanda suficiente para los dos trayectos, eso tampoco está claro.
Lo que vemos es que al parecer Petro es el Goyeneche del presente y eso que solo comenté algunas de las propuestas que ha venido lanzando a boca llena.
Adicionalmente dentro de este populismo o de propuestas absurdas caben también dirigentes actuales como Claudia López, que toman medidas inviables y que perjudican inmensamente a la población, pensar que por el solo hecho de hacer ciclorrutas en las pocas vías que tenemos en Bogotá, instantáneamente se desaparecen los carros o los vendemos y todos salimos en bicicleta; o que desde el mismo instante que pone un pico y placa de quince horas todos los bogotanos empezamos a compartir carro es inaudito. Bogotá no había estado en una situación de desgobierno tan brutal hace rato, cero planeación y cero realidad en la administración distrital.
El populismo es un cáncer bastante difícil de combatir con verdades y realidades, tenemos que hacer un esfuerzo en hacer entender a los colombianos el riesgo que se nos avecina ya que hasta ahora no hemos probado ni el diez por ciento de lo que nos puede pasar.
Publicado: enero 24 de 2022
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