No es un tema popular, no da votos ni mucho menos sube la favorabilidad, pero para nadie es un secreto que la diferencia de trato entre motos y carros es abismal. No pagan peajes, no tienen pico y placa y son los principales involucrados en accidentes de tránsito. Creo que es hora, si no de tomar decisiones al respecto, de por lo menos abrir el debate de cara al futuro.
El panorama vial en Colombia es bastante claro. Las motos representan el 57% del parque automotor del País, cifra que supera por un margen bastante amplio a los carros livianos que apenas llegan al 36%. Además, el 54% de los fallecidos en accidentes de tránsito son motociclistas, el 25% peatones, el 8.6% usuarios de carros y el 6.3% personas que usan bicicleta.
Claramente estas cifras reflejan dos circunstancias. Por un lado, las motos aportan un componente de contaminación bastante significativo. Por otro lado, la mayor parte de los recursos recaudados por el SOAT son destinados a cubrir eventos que las involucran.
Siendo esto así, lo apenas lógico sería que las motos tuvieran el mismo trato por parte del Estado que los carros. Sin embargo, en la tierra del sagrado corazón sucede todo lo contrario. Por ejemplo, el 57% del parque automotor del País no paga peajes, lo cual obliga a los concesionarios de las obras a subir las tarifas que les cobran a los vehículos para logar el cierre financiero del proyecto.
Esto, lógicamente, impacta los costos del sector transporte y, consecuentemente, de toda la cadena productiva del País, la cual carga sobre sus hombros unos precios supremamente elevados que podrían disminuirse si las motos contribuyeran al mantenimiento de las vías que utilizan.
Asimismo, no es justo que los carros particulares asuman la totalidad de las restricciones a la movilidad de las ciudades y las motos, que son 20 puntos porcentuales más que los vehículos, no sean objeto de ninguna limitación. Es realmente un sinsentido.
Ahora bien, no hay que ser un genio para saber por qué no se han tomado decisiones al respecto. Más se demora el Estado en corregir estas injustificadas preferencias que las motos en salir a bloquear las ciudades.
Sin embargo, medidas de este tipo no se pueden dejar de tomar por dichas amenazas. De ser así, nunca se hubiera podido implementar en Bogotá el sistema de Transmilenio con las masivas afectaciones viales que generaron en su momento los buses viejos que salieron de circulación.
En últimas, aunque seguramente este no será un tema que se discuta en campaña, es una realidad que todos conocen y que, de ajustarse, podría equiparar las condiciones del sector vial. O todos en la cama o todos en el suelo. Las vías las usan por igual carros y motos y no tiene sentido mantener unos privilegios que están trayendo más problemas que soluciones.
Publicado: enero 21 de 2022
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