No existe la menor duda de que las audiencias que se han cumplido para debatir la solicitud de preclusión a favor del presidente Uribe son un monumento universal a la infamia. En dichas diligencias, los enemigos políticos del exmandatario se han encargado de ultrajar su honor, buen nombre y dignidad.
Tal y como lo estableció detalladamente la Fiscalía General de la Nación, no existe una sola evidencia material que confirme que el doctor Uribe Vélez cometió los delitos que infamemente le endilgó la corrupta Corte Suprema de Justicia.
Las supuestas víctimas, que en plano de la realidad son victimarios de Uribe, se han encargado de elevar alegatos difamatorios con el propósito de prefabricar una falsa percepción respecto del expresidente de la República.
Ellos, empezando por el siniestro senador de las Farc Iván Cepeda, conocido en el mundo penitenciario con el alias de ‘Don Iván’ no aportaron ninguna prueba que soporte los señalamientos mentirosos que han hecho.
No existe en la historia judicial del país un antecedente semejante respecto de la cantidad de tiempo y de sesiones que se han convocado para despachar la preclusión. Abogados como el tristemente célebre exfiscal Eduardo Montealegre, cayeron en rabulerías abyectas con el sucio propósito de inducir a error a la paciente juez que preside la audiencia.
Cuando culminaron las intervenciones de las imaginarias víctimas, como si se tratara de una escenificación de Alicia en el país de las maravillas, de los cielos cayó una supuesta víctima quien fue oída con el fin de que expusiera los argumentos con los que pretendía sustentar su calidad.
La puesta en escena de la mujer en cuestión, una abogada llamada Laura Valentina Muñoz fue vulgar y brutal. Durante dos horas, leyó un cartapacio de documentos y lanzó toda suerte de hipótesis fantasiosas que delatan una delicada enfermedad mental de la interviniente. La juez 28 penal del circuito, luego de soportar la deshilvanada intervención de la letrada, no solo rechazó de plano su solicitud, sino que ordenó compulsa de copias para que sea investigada disciplinariamente. Desafortunadamente la señora juez no es competente para ordenar una valoración y posterior intervención psiquiátrica contra la señora en cuestión.
El bochornoso episodio protagonizado por Laura Valentina Muñoz ratifica la vulgar estrategia dilatoria de las tales víctimas del presidente Uribe que se encargaron de alargar las diligencias con el fin de que estas coincidieran con el proceso electoral que se está cumpliendo.
La extrema izquierda socialcomunista -tendencia en la que militan Cepeda, Montealegre y su valido Perdomo y el errático abogado Del Río Malo- sabe que Uribe es imbatible en cualquier gesta democrática en la que se involucre.
Creyeron que por tenerlo en condición de sub iúdice él arrearía su inagotable vocación de lucha política. Al decir popular, el tiro les salió por la culata.
La justicia, por lo menos eso enseña la teoría, debe ser aplicada de manera pronta y cumplida. Aquellos presupuestos no se han respetado ni por las curvas en el caso del presidente Uribe. Es inaceptable que él, que es un hombre inocente, haya sido sometido a una audiencia que ha tomado más de 8 meses y según el cronograma expuesto por la juez no culminará antes del mes de marzo. Sospechosa coincidencia con las elecciones de congreso, previstas para el día 14 de ese mes.
Lo cierto es que este caso pasará a los anales como el montaje político más ruin de historia judicial de Colombia.
Publicado: enero 31 de 2022
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