La trampa publicitaria de Gabriel Santos

La trampa publicitaria de Gabriel Santos

Hoy, por circunstancias de la vida, soy senador. Pero bien podría ser ahora mismo un periodista de opinión o profesor de historia de las ideas políticas, o analista político, oficios en donde creo ser mas diestro. Pergeño, pues, estas líneas en mi doble condición de senador y de -sedicentemente dicho- analista político.

Pienso -y lo digo públicamente- que ese mosaico con los senadores “que hundieron el proyecto que recorta las vacaciones de los congresistas”, meticulosamente elaborado por mi colega congresista Gabriel Santos, es una típica trampa publicitaria. Luego de fabricarlo con todas las artes de la diagramación, corrió a ponerlo en sus redes, como si tales redes fuesen una picota. Y ¡Zas!, varios medios cayeron en la trampa (o en la red que Santos tendió). Esa especie de cartel de “Se Busca”, con unos senadores malvados” que están siendo perseguidos por un sheriff heroico, el representante Santos, lo han publicado prácticamente todos los grandes medios de comunicación de Colombia. Y todos le dan la razón a Santos. 

Me da mucha pena tener que llevarles la contraria, pero en ese mosaico no están los asesinos de ‘Mamatoco’. Puedo asegurar que esos congresistas que están en la picota no estaban pendientes de hundir ningún proyecto y que, además, ese proyecto no tenía las propiedades curativas milagrosas que le están reconociendo. 

Aunque con algunos parlamentarios del mosaico tengo contradicciones conceptuales insalvables, nunca les endilgaría la condición de vagos, porque no lo son. Mas aún, en ese mosaico hay personas a las que habría que cuestionarles es que nunca descansen. María de Rosario Guerra, por ejemplo, o Fernando Araujo o Ernesto Macías y varios etcéteras.

¡Cuánto daría yo porque los senadores de las FARC no fueran tan trabajadores para que no hiciesen tanto mal!; ¡cuánto me gustaría que Robledo y Sanguino participaran menos en la difusión de sus perniciosas ideas intervencionistas y estatistas! Pero…, ¿decir qué ellos están nerviosos porque les quieren reducir sus vacaciones? ¡Dios mío! ¡Qué falta de sentido común a la hora de analizar un hecho político! Muchos de esos senadores no se presentarán en las elecciones de 2022 y les tiene sin cuidado -en lo personal- si los recesos terminan en febrero o en marzo. Son políticos que siempre van a estar trabajando en lo suyo, haya o no haya sesiones.

Anticipo un dato para que las barras bravas no boten caspa conmigo. Yo tampoco regreso al senado. Es decir, no tendría interés alguno en impedir que me reduzcan las mal llamadas vacaciones. Porque, ¿son lo recesos de las plenarias unas vacaciones para los congresistas? 

Gabriel Santos ha vendido su proyecto como una “reducción de las vacaciones del Congreso de la República”. Cuáles vacaciones, preguntaría un constitucionalista o un analista informado.  El congreso no tiene vacaciones. El artículo 143 de la Carta faculta a las Comisiones Constitucionales permanentes para sesionar durante los RECESOS y el 138 establece las sesiones extraordinarias a voluntad del gobierno. ¡Y hay que ver la dicha con la que van a esas sesiones muchos de los colegas del mosaico! 

El congreso es un cuerpo permanente y de representación. Las sesiones son una de sus expresiones, como lo es la presencia de los congresistas en las regiones, en los medios, con los gremios, en su relación con las autoridades nacionales y locales, en los contactos internacionales, en fin, en su tarea política, de audiencias públicas, foros, en la preparación y socialización de proyectos de ley y ponencias… Esas cosas no tienen solución de continuidad ni siquiera en navidades y año nuevo. El proyecto desconoce, olvida o soslaya el hecho de que -en palabras de la Corte Constitucional-, “el ejercicio de la función de los congresistas es permanente y en sus recesos no se suspenden las labores inherentes a su cargo”.  

Santos asegura que su proyecto “lo reclama la ciudadanía y genera esperanzas a los colombianos” ¡A ver! ¿Entonces los norteamericanos son unos imbéciles que no han sido capaces de reclamarle a su congreso que sesione 270 días y no los 140 (y hasta 170 días al año, a voluntad) que sesionan hoy? ¿Y los ingleses? ¿Será que los ingleses están ad portas de una insurrección porque su parlamento sesiona 145 días al año? O, al contrario, ¿es mejor el congreso del Perú que el de Colombia porque sesiona 273 días al año, es decir, 33 días mas?

Reivindico la honra de los colegas senadores en lo que respecta a el proyecto de “las vacaciones”. Y miren la paradoja: yo, que no figuro en el mosaico de la deshonra, tenía decidido votar con un sonoro ¡No! ¿Será porque estoy muy a gusto con la legislación que regula la rama legislativa? ¡Ni de fundas! Soy el crítico mas radical; cuestiono desde el origen del mandato (comenzando por la absurda circunscripción nacional y la vulgar y corrupta lista abierta); considero necesario redactar una moderna ley que remplace arrevesada Ley Quinta… 

¿Y saben una cosa los indignaditos y escandalizados con el hundimiento del “proyecto de vacaciones”? Creo que durante los períodos de receso de las plenarias, deberían funcionar sendas comisiones permanentes de cada Cámara. Es lo mas práctico y conveniente. Cosa que nos llevará a otra discusión: cuál debe ser la remuneración de los congresistas. Porque no todos deberían ganar igual. Los voceros, las mesas directivas y miembros de las comisiones permanentes, podrían recibir la remuneración plena, como servidores públicos de dedicación exclusiva. Los demás podrían tener honorarios por sesión y viáticos (con ejercicio regulado de su profesión u oficio). Es como funciona en casi todas partes.

@JOSEOBDULIO

Publicado: diciembre 22 de 2021

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