De gran importancia la decisión del Consejo Nacional Electoral de devolverle la personería jurídica al Movimiento de Salvación Nacional partido fundado en la década de los años 90 del siglo pasado por el asesinado dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado.
El magnicidio continúa impune, a pesar de las muchas pruebas que enredan de manera grave al expresidente Ernesto Samper, a sus escuderos y a los servicios de seguridad del Estado. Debe reconocerse que la fiscalía actual ha dado importantes pasos en aras de avanzar en la investigación. De acuerdo con fuentes del organismo de investigación, próximamente habrá desarrollos en ese proceso que ya completa 26 años.
Desde su nacimiento, Salvación Nacional se constituyó en el grupo moralizador de la política. Las ideas y planteamientos del doctor Álvaro Gómez se tramitaron a través de ese movimiento que logró congregar a millones de ciudadanos.
Se consolidó como la tercera fuerza en la Asamblea que redactó la Constitución de 1991 bajo el liderazgo de Gómez Hurtado.
El crimen contra su líder, el 2 de noviembre de 1995, condujo a la desaparición del movimiento político, precisamente cuando él, Álvaro Gómez, ejercía como jefe de la oposición al narcogobierno de Ernesto Samper Pizano.
No puede perderse de perspectiva la relevancia del doctor Gómez en la denuncia contra Samper. Fue él, a través de su noticiero 24 Horas quien reveló el contenido de los tristemente célebres Narcocasettes que contenían las grabaciones que probaban el maridaje asqueroso del entonces presidente de la República con los capos de la mafia que lideraban el Cartel de Cali.
Fue a través de sus demoledores editoriales en el diario El Nuevo Siglo como Gómez Hurtado puso contra las cuerdas al narcomandatario. Un sujeto ruin e indigno que no podía seguir al frente de los destinos de Colombia.
Su voz moralizadora era, por supuesto, incómoda para el hampa que gobernaba al país. Y cual mafiosos, según han dicho múltiples testigos, desde la Casa de Nariño se dio la orden de asesinarlo.
Aquel 2 de noviembre, también fueron asesinadas las ilusiones de muchísimas personas que veían en Álvaro Gómez Hurtado una tabla de salvación.
Con el dirigente, murió su partido, pero no sus ideas, esas mismas que ahora -que resultan tan necesarias- volverán a ser enarboladas a través del movimiento que ha recuperado la personería jurídica.
Se sabe que el doctor Enrique Gómez Martínez es precandidato presidencial y que muy posiblemente haya listas al Congreso, avaladas por la colectividad alvarista. Una gran vitamina para la amenazada democracia colombiana que necesita de las ideas de Gómez Hurtado.
Publicado: diciembre 2 de 2021
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