Es realmente patético ver a Claudia López llorando en ruedas de prensa para tratar de rescatar a como dé lugar su marchita favorabilidad. En vez de trabajar para darle respuestas a los bogotanos, esta administración se convirtió en un interminable show mediático donde creen erróneamente que los números en las encuestas dependen del manejo de medios y no del caos que se vive en las calles.
De hecho, si somos realistas a la Alcaldesa no le importa en lo más mínimo si en las marchas hay o no heridos, así como la tiene sin cuidado la vida de los policías que tienen que exponerse a todo tipo de agresiones sin poderse defender. Acá lo único que verdaderamente le preocupa es la estrepitosa caída que ha tenido su imagen y el altísimo porcentaje de negatividad que reina en Bogotá.
Por más recursos públicos que gaste en publicidad para medios tradicionales y en mega contratistas de su equipo de comunicaciones, lo cierto es que el electorado ya se dio cuenta que este Gobierno Distrital no va para ningún lado.
En especial, porque a lo largo de estos dos años López ha logrado algo que parecía imposible: empeorar aún más la crítica situación de inseguridad y movilidad en Bogotá.
¿Cuáles son las grandes obras de esta administración? ¿Dónde están las soluciones de movilidad? ¿Cuál es el plan de choque en materia de seguridad? Sencillamente no hay nada.
Las obras que se están ejecutando son aquellas que dejó contratadas Peñalosa. Para 2022 se gastarán $282.611 millones más en recreación y cultura que en seguridad y la única gestión en movilidad ha sido pintar algunos puentes de la forma más ordinaria posible, porque ni para eso tiene buen gusto el Distrito.
Además, los policías tienen que soportar a diario las humillaciones de una mandataria que busca exculpar su responsabilidad en ellos para tratar de rescatar angustiosamente el apoyo de un electorado que ya le pasa cuenta de cobro por su ineficiencia para resolver los verdaderos problemas de la ciudad.
Por su parte, en el Concejo el Secretario de Gobierno ya ni siquiera es capaz de sacar adelante el presupuesto y la discusión del POT quedó reducida a un cúmulo de leguleyadas para evitar que el cabildo modificara la nefasta propuesta del Distrito.
En otras palabras, la falta de experiencia administrativa le está pasando factura a Claudia. Criticar desde el Congreso es demasiado fácil, pero asumir las riendas de una ciudad y ejecutar de manera eficiente casi $30 billones anuales es otro cuento.
Bogotá se le salió de las manos y la ausencia de liderazgo es evidente. Una realidad imposible de ocultar, menos con berrinches hipócritas que fracturan aún más la relación con los uniformados que exponen a diario su vida en las difíciles calles capitalinas.
Publicado: diciembre 15 de 2021
5
4.5