Después de meses de trabajo se logró la aprobación de tres proyectos de ley en el Congreso que marcarán un antes y un después en la Policía. Un resultado que no se hubiera podido lograr sin el liderazgo del General Vargas.
El primero de ellos es el estatuto disciplinario de la institución, el cual brindará un marco jurídico claro para adelantar las investigaciones contra los uniformados. Frente a este aspecto, más allá de su estructura formal, va a ser clave que en la práctica realmente se garantice el respeto al debido proceso de los policías, algo que debería ser tan básico pero que casi nunca se cumple.
El segundo es el que crea la categoría de patrullero. Entre otros aspectos, esta iniciativa incluyó una bonificación familiar para los miembros del nivel ejecutivo, estableció una estructura clara en tema de ascensos y permitirá fortalecer la profesionalización de los miembros de la institución.
El tercero, y más importante, es el proyecto de ley de seguridad ciudadana. Una normatividad que el País reclamaba hace años y que permitirá detener de manera efectiva el terrorismo urbano que falsamente intenta cobijarse bajo el discurso de la protesta.
Por ejemplo, con esta iniciativa se aumentan las penas para aquellos bandidos que ataquen miembros de la Fuerza Pública, destruyan la infraestructura de las ciudades y usen capuchas para evitar ser identificados.
Estos elementos, cabe resaltar, permitirán que no se vuelva a repetir el caos en el que se vieron inmersas ciudades como Bogotá o Cali durante el paro de mayo. La protesta que protege la Constitución bajo ninguna circunstancia cobija quemar policías, acabar con Transmilenio ni amedrentar a la población bajo la cobardía de un pasamontañas. Esas son acciones delictivas que deben ser castigadas con toda la severidad.
Además, se castiga, por fin, la reincidencia y se modifica el régimen de la legítima defensa, de tal forma que una persona se pueda defender de manera efectiva sin que suceda el absurdo que toda la vida ha sucedido en este País: la víctima termina en la cárcel por repeler de manera contundente la agresión del victimario.
Y aunque la aprobación de estos tres proyectos fue un trabajo conjunto entre diferentes entidades del Gobierno, se debe resaltar la gestión del General Vargas. La Dirección de la Policía es quizás uno de los cargos de mayor responsabilidad dentro del Estado y es bastante positivo que quien la tenga en sus manos sea un funcionario que respalde políticamente a los uniformados y acuda al Congreso para llevar a cabo las reformas que realmente necesita la institución.
¡Dios y Patria!
Publicado: diciembre 24 de 2021
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