Los resultados de las encuestas, para muchos observadores, traen consigo una profunda contradicción al confrontar la tendencia ideológica de los entrevistados y la intención de voto de los mismos.
En todos los casos la mayoría ciudadana expresa ser de centro-derecha o de derecha. Sin embargo, ninguno de los candidatos de esa corriente refleja intención de voto significativa. El interrogante es perfectamente pertinente: ¿Por qué no hay un candidato de centro-derecha encabezando encuestas?
La respuesta salta a la vista: porque ninguno de los aspirantes ha hecho una sola propuesta atractiva. Hasta ahora se ha visto una competencia entre políticos grises que no han podido conectarse con la opinión pública. La encuesta de Semana lo dice todo. Fueron 4 mil personas entrevistadas y el candidato de centro-derecha mejor posicionado, con el 6.4% de intención de voto, es Zuluaga quien acaba de obtener la designación del Centro Democrático y apenas comienza a hacer campaña.
Pero lo de Federico Gutiérrez, Enrique Peñalosa, Juan Carlos Echeverry y David Barguil es en extremo preocupante. Se trata de personas que llevan meses en la campaña y la intención de voto es mínima: 3.3, 2.1, 0.6 y 0.6% respectivamente.
Los únicos dos aspirantes que tienen algo de juego son Zuluaga y el exalcalde de Barranquilla Alex Char -4.5%-.
El país no está volcado a la extrema izquierda como quieren hacer creer algunos periodistas fletados. Lo del socialcomunista Gustavo Petro es un fenómeno con un techo muy evidente. En plata blanca, no ha podido conquistar más del 30% de la intención de voto.
De nuevo: los mismos ciudadanos mayoritariamente se definen de centro-derecha o de derecha.
Lo que falta entonces es una candidatura seria, que congregue, que despierte el entusiasmo ciudadano, que lance señales de que es capaz de imponerse en las urnas, porque que hasta ahora se ha visto una colección de aspirantes que están jugando a la política, que le temen a la calle, al contacto popular, que creen que el proselitismo se limita a lanzar trinos audaces en procura de RTs y likes, cuando la realidad es muy distinta.
El pueblo colombiano está ávido de una propuesta sensata que le apunte al fortalecimiento de la democracia, al afianzamiento de la reactivación económica y que aleje ese discurso neocomunista miserable y destructivo.
Las cosas siempre tienen que ser llamadas por su nombre. Lastimosamente, los integrantes de la denominada coalición ‘equipo por Colombia’, con excepción del Char, han sido incapaces y no han estado a la altura de las demandas de los colombianos. Muchos de ellos se han concentrado en imponer vetos -como el que hasta ahora se le ha aplicado al uribismo- y no en construir un programa político robusto y atractivo.
Publicado: diciembre 13 de 2021
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