Hay dos nombres en Colombia que es mejor no nombrar, no merece el esfuerzo, así hayan causado mucho daño. Uno de los dos es primera vez que lo hago y con mucha resistencia interior de mi parte, porque no me gusta ese oscuro personaje, me produce terror, porque al final es la síntesis, el producto terminado, la conclusión y la expresión máxima de la violencia en Colombia. Así como la planta da su máxima expresión en una flor, la consuetudinaria violencia colombiana nos da este nefasto personaje.
Cuando Jehová escoge a Moisés para liderar el éxodo de miles de judíos de Egipto, lo hace porque es el líder ideal: de cortas palabras, de no buena oralidad y hasta medio tartamudo. Pero Dios sabía porque lo hacía, no quería que cayera con semejante capacidad de liderazgo en el peligroso populismo.
El personaje de maras en verdad debe ser sujeto de estudio, dadas las características de su carácter y personalidad. Ya los penalistas y criminólogos italianos como Enrico Ferri y Cesare Lombroso, quien «además» era médico, lo habían definido: el criminal tiene unas características especiales en su fisonomía, las que nos permite detectar al sujeto en estudio, sobre todo antes de que sea tarde.
Cuando habla no mira a los ojos, mueve la cabeza de un lado a otro cuando lo hace, el metal de la voz es trémulo y sombrío. Lombroso por ejemplo dice que un delincuente es el resultado de sus impulsos que le son innatas y que pueden (como es el caso del personaje en estudio) observarse ciertos rasgos físicos que le son habituales. Los que van desde asimetrías craneales hasta la forma de la mandíbula, las orejas y la expresión y forma de los ojos (el sujeto en estudio los tiene brotados) y que no es un ser humano común dada las características psíquicas: gran impulsividad, hasta el grado de cometer homicidio, insensibilidad moral, no tiene límites éticos, mitomanía desbordada.
Generalmente son producto que datan de una infancia o una pubertad terrible, o que han sido víctimas de un abusador sexual. Lombroso buscó los orígenes biológicos del crimen y planteó que las causas de la criminalidad están relacionadas con la forma, causas físicas y biológicas. Sus explicaciones se centraban en la biología, esto es, en todo rasgo que permitiera discernir biológicamente la figura del criminal de los que él consideraba parecen “normales”.
Un aspecto particularmente difundido de la obra de Lombroso es la concepción del delito como resultado de tendencias innatas, de orden genético y que son inevitables. Termina diciendo Lombroso, y los colombianos estamos a tiempo: «En realidad, para los criminales natos adultos no hay muchos remedios: es necesario o bien secuestrarlos para siempre, en los casos de los incorregibles, o suprimirlos, cuando su incorregibilidad los torna demasiado peligrosos».
Publicado: noviembre 4 de 2021
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