Reformas sin revolución es lo que plantea María Fernanda Cabal, sin la alharaca de discursos llenos de incoherencia como los de Petro, el que me recuerda a Benito, un loquito que decía que cuando fuera alcalde iba a colocar un abanico en la cima de la Popa para mitigar el calor, y le iba poner tapas a los volcanes para que no echaran fuego.
Me recuerda las propuestas de la Cabal al New Deal del presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt cuando recibe de Herbert Hoover (léase Iván Duque) un país en bancarrota moral y económica por los efectos de la gran depresión de 1930 (léase pandemia y acuerdo Farc-Santos, que inundó el país de cocaína, dejando una estela de muerte e inseguridad ciudadana con la nueva Guerra de la Coca).
Exactamente hace 89 años, como quien dice casi un siglo, tiempo mismo que nos lleva en desarrollo USA, Roosevelt empieza la gran revolución de las vías terciarias para dinamizar la economía norteamericana, y que posteriormente Eisenhower desarrolla con la Ley Estatal de Carreteras. El New Deal de la Cabal tiene el objetivo de ayudar a la gran masa laboral de trabajadores informales que no tienen acceso al empleo formal y que han quedado devastados por la pandemia, haciendo una reforma al mercado financiero, ese que le niega el crédito a más de cinco millones de pequeños empresario que tienen que buscarlos en el cruel sistema del “paga diario” .
Reforma del mercado financiero que empieza con la Revolución Digital que ella plantea, permitiendo el acceso a recursos financieros, aprovechando los procesos tecnológicos para desarrollar servicios en línea, a la medida de las necesidades de los empresarios del campo y la ciudad. Es el banco el que va al campo y no el campesino a las oficinas donde debe esperar para que lo atiendan.
El Rapicredit por ejemplo, empresa de colombianos que ha iniciado una revolucionaria accesibilidad al crédito, 100% digital, de libre inversión, prácticamente sin requisitos. El que ha tenido mucho éxito en Brasil y que en Colombia el oligopolio bancario les cerró las puertas por la gran cobertura que estaba logrando.
El New Deal de la Cabal no necesita de una revolución sino de grandes reformas, por ejemplo y con carácter de urgencia al Poder Judicial, cuya inoperancia es tal que se ha convertido en un generador de violencia por los altos niveles de impunidad. Como también la seguridad ciudadana que se ha perdido por completo al desmontar el aparato de inteligencia de las fuerzas públicas, y al darle el monopolio de las armas a la delincuencia.
Y la necesarísima reforma a la JEP cuyos magistrados habrá que remover porque no hay imparcialidad en sus decisiones, y actúan como Garavitos cuidando un jardín infantil. Y cuyo único propósito hasta ahora ha sido perseguir al presidente Uribe y a los militares que lo acompañaron en su gobierno.
Publicado: octubre 14 de 2021
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