El cuestionado exfiscal general Eduardo Montealegre ha reaparecido por cuenta de su improbada condición de “víctima” en el proceso espurio que se adelanta en contra del presidente Uribe por una supuesta compra de testigos.
De la nada, Montealegre y su lazarillo Jorge Fernando Perdomo aparecieron en el despacho judicial alegando ser víctimas del expresidente de la República, hecho que les ha permitido salir del ostracismo para convertirse en punto de referencia de los enemigos del uribismo.
A lo largo de las audiencias, Montealegre ha sido llamado al orden por los distintos jueces por sus faltas de respeto tanto al fiscal Jaimes como a los abogados defensores del doctor Uribe Vélez.
Soberbio y desafiante, Montealegre se ha pasado por la faja las reconvenciones que le han hecho, pues su objetivo en el proceso es el torpedearlo y, claro, dilatarlo indefinidamente para que las audiencias coincidan con la campaña política que comenzará en pocas semanas.
El exfiscal es un sujeto oscuro y maniobrero. El paso del tiempo ha permitido descubrir el tamaño de sus artimañas y la manera como convirtió a la fiscalía en una policía política que persiguió, a través de montajes, a distintas personas del uribismo.
Valga recordar el episodio del supuesto hacker para torcer el resultado de las elecciones presidenciales de 2014, en las que el claro ganador era el candidato uribista Óscar Iván Zuluaga. La farsa fue planeada, ejecutada y filtrada a los medios por Montealegre y Perdomo.
Ese tinglado criminal fue suficiente para que Santos, el beneficiario del mismo, pudiera imponerse en la segunda vuelta de aquellas elecciones, a pesar de que en la primera había sido derrotado por Zuluaga.
Pero ese no es el único caso en el que Montealegre se valió de la administración de justicia para liquidar al uribismo. Altos funcionarios fueron sometidos a montajes y el hermano del exmandatario, Santiago Uribe fue encarcelado en el marco de una investigación absurda donde no media prueba ninguna que lo incrimine.
Si alguien es víctima en todo este episodio es, precisamente, Álvaro Uribe quien ha sufrido la más brutal persecución por parte de Eduardo Montealegre y Jorge Fernando Perdomo Torres.
Increíblemente esos individuos no han respondido por los episodios oscuros en los que ellos aparecen involucrados. ¿Qué pasó con el supuesto atraco al apartamento de Perdomo? ¿Realmente qué había en ese inmueble? ¿Por qué no se han investigado los multimillonarios contratos con los que el condenado presidente de Saludcoop Carlos Gustavo Palacino favoreció a Montealegre?
Con más de $3600 millones de pesos de la salud de los colombianos, Palacino pagó “honorarios” a Montealegre. El hecho cierto es que durante buena parte del periodo de ese sujeto como fiscal general, los procesos contra Palacino estuvieron debidamente engavetados.
Es importante que lea Los contratos de Montealegre.
Igualmente, no se han investigado los jugosos contratos que Montealegre le otorgó a dedo y sin que mediara concurso o licitación a la tristemente célebre Natalia Lizarazo García, conocida comercialmente con el alias de ‘Natalia Springer Von Schwarzenberg’. Miles de millones de pesos terminaron en las arcas de esa mujer que, como se pudo evidenciar, tenía una hoja de vida inflada con cursos de menor cuantía que eran presentados como estudios de maestría y doctorado. Una vez fue descubierta su artimaña, ‘Springer’ se esfumó sin que el dinero fuera recuperado. Al decir popular, esa platica se perdió.
Entonces, en plata blanca, quien debería estar hace mucho tiempo sentado en el banquillo de los acusados es el señor Montealegre, ese mismo que deshonró la majestad de la justicia y que convirtió el presupuesto de la Fiscalía en una caja menor para sufragar los más grandes abusos de que haya memoria.
Publicado: octubre 5 de 2021
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