Las tres principales ciudades del país se encuentran desde hace meses bajo el poder del hampa: atracos masivos, homicidios, agresiones, delincuencia desatada y demás, son el desconsolador panorama de Bogotá, Cali y Medellín. Y sus alcaldes -todos zurdos y votantes de Petro- Claudia López, Jorge Iván Ospina y Daniel Quintero, no han hecho más que condenarlas con sus decisiones de privilegiar a un puñado de vándalos denominados la «primera línea», por encima de los intereses de los ciudadanos. En consecuencia, hoy, cualquier bandido cree tener licencia para hacer lo que quiera.
Este grupo de inadaptados y vándalos se sienten en plena libertad de cometer delitos. Tras el mísero intento de los administradores mencionados de mantener el control en las ciudades durante la crisis del «paro”; a los de «primera línea” se les permitió todo el control territorial posible. Resulta tan absurda la impunidad otorgada a estos delincuentes que en Cali, por ejemplo, a la fecha de hoy continúan tumbando semáforos y amenazando a los guardas de tránsito con piedras, para desplazarlos y así, ellos «cumplir” con el rol de regular las calles de la ciudad.
En Bogotá no es menos lamentable la situación, hay lugares bajo el absoluto control de esta tal «primera línea” y, al parecer, las autoridades no tienen interés por recuperarlos. En Portal las Américas siguen a sus anchas, establecieron un nuevo Bronx donde venden drogas, bloquean las vías a su capricho y perturban la tranquilidad del vecindario. Muy similar a lo que ocurre en Cali en lugares como Puerto Rellena, donde hace unos pocos días volvieron a bloquear el paso. ¿Cuál es la respuesta de los mandatarios? Claudia decide darle todas las garantías a la primera línea y Ospina, ni se diga.
Claudia López incluso les dice con cariño ¨muchachos no se vayan a caer¨, cuando estos bárbaros estaban a punto de destruir una estación de Transmilenio, pero en lo que respecta al respaldo y apoyo hacia la fuerza pública es prácticamente nulo. Estos alcaldes han alcahueteado que se alcen símbolos de destrucción, han permitido que se violente cualquier cantidad de normatividad urbana; en Bogotá sucedió con el Monumento a los héroes y en Cali levantaron un adefesio en Puerto Rellena, como supuestos símbolos de lucha.
En Medellín están destruyendo la semaforización, la ciudadanía se siente desprotegida y vulnerable, mientras las autoridades locales dicen que todo ha mejorado. Como si fuera poco el tema de la inseguridad todo se complica con la presencia de un alcalde envuelto en aire de tensión, polarización y disgusto generalizado. Quintero más que cualquier cosa ha demostrado ser «primera línea” en inexperiencia, en embustes, en inmadurez, en corrupción y en abuso. Escrituró a familiares y políticos afines gran parte de las instituciones del estado y afectó a EPM. Una repartija burocrática y feria de contratos jamás vista en la ciudad.
Ninguno de los mencionados tiene la excusa para decir que toda Colombia está igual, porque se ven casos de éxito como el de Barranquilla, que no está dirigida por un alcalde populista de izquierda. Jorge Iván Ospina, Claudia López y Daniel Quintero comparten características similares, los tres se hicieron al poder vendiendo una fachada de «alternativos» y tras llegar el poder, demostraron tener las mismas e incluso peores prácticas que la vieja política. Los tres votaron por Petro en la segunda vuelta presidencial de 2018, tal vez sea por eso que les da miedo indisponer a la dichosa «primera línea”.
Estos desgobiernos que antes de elegirse lo criticaban todo, ahora tienen sus ciudades en peor situación que sus antecesores: Federico Gutiérrez, Enrique Peñalosa y Maurice Armitage. No son los alcaldes de la ciudadanía sino los de la «primera línea.
Publicado: septiembre 19 de 2021
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