Sin exploración no hay paraíso

Sin exploración no hay paraíso

A medida que se acerca la contienda electoral empiezan a aflorar más las diferencias de posturas entre candidatos, uno de los temas que genera más discordia y que debe ser llevado a debates por su trascendencia es el de la explotación y exploración minero-energética. El candidato Gustavo Petro de la izquierda populista ha dicho que en la eventualidad que ellos ganen se prohibirían de tajo estas actividades.

Es incomprensible que una persona que piensa que tiene las capacidades para manejar el país haya salido con un tema tan sumamente radical. Al parecer no entiende dos temas principales: el primero, que hoy la minería y el petróleo son unos sectores fundamentales en la economía colombiana; de ellos depende gran cantidad de las divisas y de los ingresos del Estado para su supervivencia y funcionamiento, y segundo, que existen diferentes clases de minería. Generalizar y satanizar la minería puede traer graves consecuencias para diferentes sectores como la construcción en el caso de canteras y el sector industrial, además existe una gran cantidad de personas y familias que dependen de la minería artesanal y hasta inclusive de la ilegal.

No existe hoy en día un bien que el país produzca que pueda reemplazar en términos económicos al petróleo en cuanto a valor de las exportaciones, generación de divisas y transferencia de recursos al Estado. Pensar que, como en alguna oportunidad lo dijo Petro, la exportación de aguacate Haas podría hacerlo es risible. No existe capacidad en Colombia para producir tanto aguacate ni tanta demanda mundial de éste para llegar a los números del iluso.

Lo que debemos como país pensar es en cómo convivimos amigablemente entre la minería, la exploración petrolera y el medio ambiente. Muchos países lo han logrado. Ejemplos como el de Canadá y, en Europa, como Noruega, nos demuestran que se puede y que además pueden generar muchos más recursos para invertir en otras fuentes de producción y de ingreso.

Lo que si debemos hacer como Nación es ser cada vez más exigentes en los estándares de contratación y de exploración de hidrocarburos y minería, independientemente que esta se haga bajo la modalidad de fracking, metodología necesaria para lograr aumentar nuestras reservas o no. Debemos exigir las garantías necesarias para que nuestros recursos naturales no estén en riesgo.

Lo que también se necesita es atacar frontalmente la minería ilegal. Es por lo menos cinco veces más contaminante que la legal, obviamente no vigilada, que además no genera empleo formal si no una especie de esclavitud y donde las condiciones de trabajo de los mineros son muy precarias. Ahí es donde está nuestro gran problema. Personalmente prefiero mil veces un minero legal explorando una mina en un páramo que un ilegal.

Para la minería artesanal las soluciones deben ser distintas. Debemos mirar como fomentar la creación de cooperativas de trabajo asociado entre los mineros para que cada día tengan más capacidad de hacer las cosas mejor. Hoy en día, aunque la minería artesanal es contaminante, existe una responsabilidad del Estado que no ha hecho lo que debe hacer para fomentar su buen usufructo y la capacitación y educación necesaria para que hagan bien su trabajo.

@SANTAMARIAURIBE

Publicado: agosto 30 de 2021

2 comentarios

Los comentarios están cerrados.