Empiezan a sentirse las voces de preocupación frente a las primeras decisiones y del nuevo presidente del Perú Pedro Castillo, quien claramente está poniendo en marcha el programa comunista que planteó como candidato.
No puede olvidarse que el cerebro detrás de Castillo es Vladimir Cerrón, un delincuente aliado y admirador del grupo terrorista Sendero Luminoso y defensor a ultranza del jefe de esa estructura criminal, Abimael Guzmán.
Castillo propuso un modelo socialista para el Perú y lo está haciendo. Nombró a un fundamentalista del neocomunismo como primer ministro, un tipo brutal e irreflexivo que claramente hará uso del poder descomunal con el que fue investido para imponer la agenda de Castillo, sin detenerse a hacer ningún tipo de valoración.
Otro nombramiento que despeja cualquier duda respecto de lo que viene para Perú es el de Héctor Béjar como nuevo canciller.
Béjar es un comunista radical que en los años 60 del siglo pasado fundó a un grupo terrorista denominado Ejercito de Liberación Nacional. Es un admirador de Fidel Castro y, por ende, defensor de la endemoniada dictadura que agobia a la isla de Cuba.
Béjar estuvo en la cárcel pagando por los delitos y los actos de violencia que cometió durante su pertenencia a la guerrilla peruana.
En múltiples intervenciones Béjar -que tiene 85 años de edad- ha defendido el modelo venezolano alegando que el socialismo del siglo XXI es “una de las pocas posibilidades de cambiar esta sociedad sucia y violenta” (¡!).
Llama la atención una situación que su más reciente columna en LOS IRREVERENTES planteó el senador José Obdulio Gaviria: la angustia que empiezan a expresar muchos que durante la reciente campaña política guardaron silencio cómplice frente a Castillo. En palabras del congresista uribista: “Acabo de leer el editorial del diario limeño La República; ahí el caso típico de medios y empresarios ‘buenistas’ (u oportunistas) que corren a apoyar a cualquiera que vaya primero en las encuestas; ahí los que predican bondad intrínseca de las fieras, a las que, creen, basta saber acariciar y comprender; ahí el llanto y crujir de dientes de quienes, esta vez en Perú, cayeron en la celada socialista”.
Es importante que lea El sendero luminoso del Perú
Que el de Perú sea un ejemplo a tener en consideración por parte de los colombianos. No son pocos los acomodados que insisten en voltear la mirada frente a la amenaza del socialcomunista Petro, un sujeto que se constituye en una amenaza real a la democracia. Sus peligrosos e irresponsables planteamientos, las amenazas que sistemáticamente él y sus aliados lanzan contra la democracia, son motivo suficiente para no caer ni en contemporizaciones ni en evaluaciones benignas.
Petro en el poder significará el fin de la libertad democrática que impera en Colombia.
Los que hoy guardan silencio cómplice frente al discurso socialcomunista de Gustavo Petro, serán las primeras víctimas de un eventual gobierno suyo.
Y ahí, como está sucediendo en Perú, de nada valdrán ni las quejas ni las lamentaciones.
Publicado: agosto 5 de 2021
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Los pueblos no aprenden por las experiencias ajenas. lamentable hasta el numero de candidatos a la presidencia. Cuando se pierde la lbertad es cuando ya no hay remedio. Y para alla vamos al trote.
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