El agresivo

El agresivo

El audio que circula con la voz del exalcalde y ahora candidato presidencial Rodolfo Hernández, en el que ultraja, insulta y amenaza con ir a la casa de su interlocutor para pegarle un tiro, además de vergonzoso, es sumamente delicado.

Dicha conversación, en la que aparentemente un cliente de Hernández -que es constructor de viviendas- reclama por algo relacionado con una propiedad, deja muy mal parado al aspirante santandereano quien, literalmente, perdió el control. El 90% de las palabras que expresa en el diálogo son groserías e improperios contra su interlocutor.

Palabras de grueso calibre que no viene al caso transcribir porque hacerlo sería como hacerle un homenaje a la ordinariez y a la vulgaridad.

No es la primera vez que queda registro del temperamento explosivo del intemperante Rodolfo Hernández.

Como alcalde, en el año 2018 agarró a golpes a un concejal de Bucaramanga que estaba en su oficina haciéndole algunos reclamos y poniendo de presente actos de corrupción. El agredido, John Claros, se atrevió a enrostrarle los negocios cuestionables en los que estaba involucrado el hijo de Hernández.

La reacción fue desproporcionada. Rodolfo Hernández no se quedó en los insultos. Se abalanzó contra el concejal Claros que terminó recibiendo un duro golpe en su cara mientras el agresor vomitaba toda suerte de vulgaridades y amenazas.

Ninguna consecuencia mayor tuvo ese episodio. Hernández culminó su periodo y ahora se presenta como el candidato de la ética y la transparencia. Estructuró su discurso sobre la lucha contra la corrupción, un clamor de millones de colombianos.

Su mensaje, cargado de demagogia, le ha permitido, hasta ahora, crecer rápidamente en las encuestas sobre intención de voto. Pero quien se arropa con la bandera de la ética en público, en su vida privada es un energúmeno y un agresor verbal y físico de quien se atreva a cuestionarlo o, como en el caso reciente, a reclamarle por una diferencia en una transacción comercial.

Son muchas las voces que en Bucaramanga alegan que Hernández, cuyo temperamento y conducta son totalmente reprochables, padece algún tipo de enfermedad mental que le impide ejercer cualquier cargo público con la inteligencia emocional y serenidad correspondientes.

Su discurso va en contravía de su proceder personal. Más allá de sus proclamas contra la corrupción que, de nuevo, están cargadas de demagogia está su comportamiento social. Preocupa que un país pueda a llegar a ser gobernado por un individuo violento e incapaz de controlar sus impulsos.

Colombia necesita que sus dirigentes, cuando menos, tengan inteligencia emocional y capacidad de dirimir diferencias a través del debate democrático y no a punta de trompadas e insultos como lo hace el señor Rodolfo Hernández. Lastimosamente estos no son los únicos casos y, se especula, hay muchas más grabaciones que confirman que aquellas reacciones impulsivas y desenfrenadas son habituales en él.

@IrreverentesCol

Publicado: agosto 24 de 2021

3 comentarios

Los comentarios están cerrados.