Veinte años después de la destrucción de los Bouddhas de Bamiyan, el regreso de los talibanes a la cabeza de Afganistán revive, no solamente, el temor por sus acciones violentas, crueles y radicales en contra de todos los infieles, como nos llaman los yihadistas, sino por un sinfín de inquietudes sobre sus repercusiones a nivel mundial.
Una de las primeras repercusiones consiste en determinar cuál es el mensaje que le envía a la comunidad internacional Joe Biden, más enfocado a culpar a Donald Trump de lo divino y lo humano en vez de reconocer su incompetencia para gobernar a una nación como lo es los Estados Unidos de América.
¿No merece Biden una moción de censura, impeachement, que tanto promovió Nancy Pelosi contra Trump?
Cuál es el mensaje que se le envía a los talibanes afganos después de su ingreso a Kabul sin disparar un solo tiro, así como lo hizo Fidel Castro cuando llegó a La Habana, sin disparar un solo tiro.
Guardando las proporciones, es un mensaje similar al que se le envió a los jóvenes románticos de la primera línea cuando el Estado colombiano omitió defender y proteger los derechos fundamentales de los demás dándole prioridad al de la protesta pacífica que ni es un derecho, ni está consagrada en la Constitución, ni es pacífica, ni es fundamental.
De la misma manera, se podría argumentar que Biden está omitiendo la protección, la honra y los bienes no solo de sus ciudadanos, sino que además compromete la seguridad mundial al promover refugio a los afganos ante lo cual Vladimir Putin hace un llamado a la comunidad internacional para que no se cuelen terroristas islamistas, yihadistas, dentro de esa labor humanitaria.
El mensaje es que de ahora en adelante cualquier yihadista puede hacer lo que se le venga en gana, así como los jóvenes románticos de la primera línea lo hicieron durante el paro nacional, ante la omisión del Estado.
El mensaje es que Biden nos dejará colgado de la brocha cuando lleguen los talibanes afganos a Colombia para comenzar su yihad bajo una gestión humanitaria ahora no en Afganistán, sino en Colombia, más cerca de los Estados Unidos, con el apoyo del régimen oprobioso de Maduro y su gente, el silencio iraní y de Tarek El Aisami.
Ante los ojos del mundo, quedó el mensaje que se puede reproducir una noticia con una inmediatez inusitada en la cloaca de las redes sociales, sin importar su contenido, así sea la decapitación de los infieles, como nos llaman los yihadistas afganos, mientras que para Trump no hay Facebook y Twitter.
Finalmente, el mensaje es que en Occidente no hemos comprendido en qué hemos fallado, como bien lo preguntó el profesor Bernard Lewis de la universidad de Princeton, quien plantea que la publicidad mundial que ha recibido las opiniones y acciones de Osama Bin Laden y seguidores talibanes del siglo XXI han proporcionado un espiral de crueldad a través de las redes sociales quienes multiplican sin discriminación el odio y el resentimiento.
Si los pueblos de Oriente siguen por la senda actual, como lo plantea Lewis, el terrorista suicida se convertirá en toda una revelación, en un ejemplo a seguir, en una metáfora del anti valor para todos los jóvenes quienes siguen la cloaca de las redes sociales; quienes actuarán de la misma manera que los yihadistas talibanes con una crueldad inspiradora.
Como aconteció con el joven Paso, amigo del hijo de Bruno Díaz, a quien la decencia del senador decente lo llevó a suicidarse por cuenta de la justicia social de la cloaca en que se han convertido las redes sociales.
¿Cómo reaccionará Biden ante un eminente ataque de Irán a Israel? ¿Reaccionará?
Por algo decía el expresidente Betancourt: Cuatro años pueden ser muy cortos para un gobierno bueno, Trump, pero muy largos para uno malo: Biden.
Mal mensaje el que termina enviando Biden.
Y, su administración apenas comienza.
Impresionante la imagen de Trump en Alabama, sin Twitter, ni Facebook, ni CNN.
Puntilla: Entonces, los jóvenes románticos de la primera línea pueden convertirse en terroristas urbanos para después lanzarse al Senado o a la Cámara con el guiño del senador decente: ¿Cuál es el mensaje?
Rafael Gómez Martínez
Publicado: agosto 24 de 2021
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