La crisis que padece Cali es grave y profunda, y los responsables son los últimos 2 alcaldes; el anterior que se dedicó a intentar aprender administración pública sin lograrlo, y el de ahora, un personaje oscuro dedicado a dividir y enfrentar la ciudad y a expoliar su empobrecida hacienda pública.
La ruina económica que afronta Cali sobrecoge y desalienta. La destrucción de su sistema de transporte masivo es casi total y el destrozo de su amoblamiento urbano proverbial, todo, resultado de la tolerancia complaciente del remedo de alcalde actual, y de su indiferencia ente el vandalismo, el asalto y el saqueo perpetrado por una minoría criminal fletada desde Bogotá.
Salir de tan honda crisis no es fácil. Se requiere un gobernante con capacidad, talento y coraje. Un gobernante que vuelva a gobernar y que haga sentir a la ciudad gobernada. Un gobernante que transmita respeto y autoridad. Un gobernante que redima el orden y el civismo, y construya compromiso y consenso ciudadano. Alguien capaz de rescatar la esperanza ausente y el orgullo perdido. Alguien capaz de retomar el mando y reorientar el rumbo.
Recuperar la gobernabilidad de la ciudad, exige vigorosas acciones de choque para poner freno a la descomposición y la anarquía, pero más que eso, se requiere una audaz política de planeación visionaria, coherente y sostenible, que destierre el repentismo y la improvisación que entronizaron las últimas dos administraciones.
La ciudad necesita restituir la confianza en la administración pública, restablecer el respeto por las autoridades, recuperar la seguridad, rehacer y ordenar las finanzas, aumentar los ingresos y priorizar el gasto, y, promover la inversión garantizando su mantenimiento. La problemática fiscal, social y urbana, supera la imaginación y desafía la inteligencia creativa.
El futuro alcalde debe atacar el origen de los problemas y no solo atenuar sus efectos. Debe revertir el desempleo, detener el desordenado crecimiento urbano y promover la inclusión de un ejército de ciudadanos sin arraigo ni localía. Debe privilegiar la educación, exigir responsabilidad ciudadana y ejercer autoridad para gestar transformación y cambio.
Algunos de los que aspiran a gobernar la ciudad, deberían percatarse del enorme desafío que implica enfrentar tan complejo entramado de problemas y dificultades, y recapacitar sobre sus verdaderas capacidades para gobernar.
Si bien la democracia permite a todos ser elegidos, la gravedad de la situación, no admite aspiraciones populistas, que mediante ilusiones y promesas fallidas ofrecen agenciar y resolver las angustias y los afanes populares.
Se requieren candidatos honorables, competentes y experimentados, capaces de alterar favorablemente la historia de la ciudad; aventajados en merecimientos y virtudes, dispuestos a comprometer esfuerzos y sacrificios insospechados para recuperar una ciudad indolente, sin gobierno, sin dios y sin ley, desbordada por la inseguridad, la violencia, la anarquía y el caos.
La ciudad no puede volver a caer en las manos inescrupulosas del clientelismo de siempre. La ciudad debe elegir al candidato mejor preparado, al más capaz y experimentado, dotado de propuestas serias y realizables que superen la dinámica de los problemas y dificultades.
Para afrontar tan delicado reto y asumir tan grave responsabilidad, considero que Alberto Hadad reúne todas las condiciones y cualidades. Su honorabilidad y compromiso cívico, sus aventajadas condiciones personales y profesionales, su amplia experiencia en lo público y privado, y su brillante trayectoria, son garantía ciudadana.
La ciudad debe reaccionar y con sentido de pertenencia, participar con entusiasmo en la elección de su alcalde, renunciando al hastío que produce la política, venciendo la indiferencia, derrotando el abstencionismo y sumándose con ilusión y optimismo a la noble cruzada de rescatar la esperanza.
Por mi parte, con profunda convicción, cívica, jurídica y académica, firmaré por Alberto Hadad, para que en Cali se vuelva a gobernar.
Publicado: agosto 23 de 2021
© 2021. Todos los Derechos Reservados.
*Rafael Rodríguez-Jaraba. Abogado Esp. Mg. Consultor Jurídico. Asesor Corporativo. Litigante. Conjuez. Árbitro Nacional e Internacional. Catedrático Universitario. Miembro de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.
3
5
4.5