Fue vergonzosa la cobardía con que Emilio Archila anunció que el Gobierno no haría nada para evitar la entrada en vigencia de las espurias 16 curules para las Farc. Un nuevo incumplimiento a la fracturada promesa de reformar unos Acuerdos que a pesar de haber sido rechazados por el pueblo han sido implementados en su integridad por esta administración.
Después que la Corte Constitucional revivió el Acto Legislativo de las 16 curules a través de una tutela, en un nuevo ejemplo de la tergiversación eterna de un mecanismo que le otorgó poderes absolutos a una corporación no electa popularmente, el margen de acción para evitar que la bancada de las Farc en la Cámara de Representantes se ampliara de 10 a 26 curules era bastante estrecho.
Los Presidentes de Cámara y Senado no podían hacer nada distinto a cumplir la sentencia que les ordenaba desarchivar el proyecto y remitirlo a la Casa de Nariño. Al fin y al cabo, no se iban a exponer a un sinfín de investigaciones penales y disciplinarias.
Por eso, el único camino que quedaba era que el Gobierno objetara ese proyecto de Acto Legislativo y lo devolviera al Congreso para ser sometido a una nueva votación. Una figura que si bien no existía en la Constitución, fue utilizada por el Presidente Santos en 2012 para hundir a última hora la maltrecha reforma a la justicia y posteriormente fue avalada tácitamente por la Corte cuando se declaró inhibida para estudiar las demandas contra dicha reforma.
Era la última esperanza para evitar una nueva burla a las víctimas y la expansión de la impune representación de la guerrilla.
Sin embargo, nada pasó. Como era de esperarse, porque en este tema ya no se espera nada distinto, Emilio Archila, un funcionario digno de haber sido negociador de paz de la administración Santos, anunció a los cuatro vientos que el Gobierno acataría obedientemente, como si el Presidente careciera de autonomía y fuera un subordinado más de las Cortes, el referido fallo e implementaría a plenitud el contenido del Acto Legislativo.
¿Dónde quedaron los pronunciamientos del Centro Democrático en contra de esas circunscripciones? ¿Qué pasó con el maratónico esfuerzo que hizo el Partido para evitar que esta farsa se hiciera realidad? ¿Por qué el Gobierno se rehusó a acudir a la única figura que quedaba legalmente para hundir unas curules que revictimizarán a las víctimas y empoderarán aún más a los victimarios?
Nada se entiende, al igual que no se explica cómo el ejecutivo no le quiso modificar ni una sola coma a los Acuerdos…
Publicado: agosto 4 de 2021
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