El paro terminó y junto a este las opciones políticas de quien hasta hace pocos meses se posicionaba como el virtual Presidente de Colombia. No me considero un triunfalista, por el contrario, sobresale mi fama de fatalista. Sin embargo, en esta ocasión el evidente declive de Petro no es más que un triunfo; a continuación se presentan las circunstancias.
Resulta sumamente extraño e inusual que alguien aspire a ser presidente de un país, mientras daña a sus ciudadanos. Lo más preocupante es que para él no existen las «causas comunes», pese a que estas están presentes en todas las democracias. Gobiernos y partidos de oposición se unen cuando los países enfrentan a grandes desafíos. En el caso de Colombia, actualmente se presentan dos causas comunes elementales: la reactivación económica y la lucha contra el COVID-19.
No obstante, ninguna de estas graves problemáticas ha sido considerada por Petro como causa común. En cuanto a la reactivación económica, vale recalcar aquel discurso irresponsable que retumbará en la memoria de los colombianos, diciendo: “Un paro es antes que nada un cese de actividades. No abrir su negocio. No sacar su carro. No ir al trabajo. No comprar gaseosas. No ir a comprar nada en grandes superficies comerciales. No hacer transacciones financieras. Retirarse de fondos privados de pensiones”.
¿Realmente la “mejor opción” para los colombianos es una persona que instó a un paro que se prolongó por meses, que perturbó a todas las familias con los tales bloqueos y propició la quiebra de miles de empresas colombianas?
Como si fuera poco, a esa misma persona le importó un carajo los protocolos y esfuerzos por combatir el COVID-19; pese a las reiteradas advertencias del Ministro Fernando Ruiz, de evitar aglomeraciones debido a un muy posible tercer pico -del cual a duras penas salimos- la postura de Petro fue convocar movilizaciones, según él, pretendía congregar “la marcha más grande de la historia”. Por fortuna y para bienestar de los colombianos, no se concretó.
Todavía hay más, para Petro ni la selección Colombia es una causa común. En su twitter no hay una sola palabra de aliento o felicitación para los muchachos que nos dieron alegrías en la copa América. Por el contrario, muchos de sus seguidores no hicieron más que perseguirlos, acosarlos o incluso, apoyar a los equipos rivales.
No solo el fútbol, tampoco la música, ni los símbolos patrios son causas comunes para Petro. Quedó demostrado con Juanes, quien tras poner un trino sobre el comunismo, hizo que Petro se sintiera aludido y por consiguiente, todos sus seguidores lincharon al cantante. Para rematar este 20 de Julio, día de la independencia de nuestro país, Petro colocó en su perfil la bandera de Colombia marchita y al revés.
Menos aún fue causa común cuando ocurrió el atentado contra el Presidente Duque, pues aunque en un trino falsamente se “solidarizó”, prosiguió a dar réplicas a algunos comentarios que insinuaban que el suceso había sido un montaje o un autoatentado ¿Y todavía considera que los colombianos lo tienen en buena estima?
Acorde a esto vale cuestionarse si existen líderes de este estilo en el resto del mundo, pero hasta ahora no los he encontrado. Petro quiere llegar a la presidencia maltratando a quienes pensamos diferente, culpabilizando a quienes tienen dudas o se consideran de centro llamándolos tibios, vandalizando la economía, los símbolos patrios, a nuestra selección Colombia y hasta los cantantes.
Evidentemente Petro se encuentra en un declive inevitable, ha perdido fuerza y muchos de centro que en algún momento los vieron con buenos ojos, después del paro se asustaron al conocer su ansia de caos. Como bien conocen mis lectores no soy una persona triunfalista. Es necesario presentar la realidad por cruda que sea y lo cierto es que hoy, los candidatos que se oponen a Petro también son débiles, hay más de 20 candidaturas a la deriva. Solo cabalgamos sobre los errores de Petro, afortunadamente son errores demasiado grandes y fácilmente será derrotado.
Publicado: julio 25 de 2021
Menudo panfleto amarillista
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