Decía el loable líder y pacifista, Mahatma Ghandi que, “la violencia es el miedo a los ideales del otro”, en otras palabras, Ghandi sugería de una manera reflexiva no tenerle miedo al que piensa distinto, pues ese miedo implica, entre otras cosas, justificar la violencia en diferentes escenarios, como también, poner en evidencia la verdadera razón de ese rechazo por el otro, la debilidad.
En ese orden de ideas, los que buscan darle la razón a quienes han cometido actos violentos, ubicándolos en posición de víctimas, justificando que han sido atacados en peores circunstancias, conlleva a caer en las inconsistencias y demostrar que el único argumento que tienen y de hecho, el más frágil siempre será justificar la violencia.
El pasado 20 de julio, durante las manifestaciones que se llevaron a cabo en el marco de la conmemoración por el día de la independencia, se presentó dentro de varios, un suceso reprochable, un manifestante intempestivamente, con una patada voladora atacó a una mujer, miembro del Esmad de la forma más vil y cobarde, mientras se encontraba haciendo el cierre de la formación cuando sintió un fuerte golpe por detrás.
La mujer cayó de inmediato al piso, se desmayó y posteriormente presentó convulsiones dos veces seguidas, todo producto del ataque que varios usuarios en las redes sociales han tenido el descaro de considerarlo una victoria frente al Esmad, o incluso celebrar y felicitar al agresor por atacar a una persona que, al parecer su único pecado era portar un uniforme.
Aquí, no se trata de justificar, minimizar o hacer comparaciones odiosas, sobre quién atacó más fuerte, quién ha dejado más muertos o heridos, ni sobre quién a su juicio es el verdadero responsable, aquí se trata de entender que bajo ninguna circunstancia se justifique la violencia y los ataques contra uniformados o contra los manifestantes que ejercen su derecho de manera pacífica y legítima.
Tampoco es justificable el abuso y los desafortunados desenlaces que se han presentado contra los manifestantes, las garantías siempre deben existir para que se lleve a cabo una protesta sana y en orden, pero tampoco hay que dejar de lado la posición en la que se encuentran varios miembros de la Fuerza Pública, que se ven muchas veces acorralados contra vándalos que buscan todo, menos representar los ideales de la protesta pacífica.
Existe una tarea importante, acabar con esas rencillas entre manifestantes y la Policía, dejar de verlos y ponerlos en bandos y entender que es la misma Institución la que siempre ha buscado velar y proteger los derechos de todos los ciudadanos, sin exclusión, aun cuando existen quienes no portan bien el uniforme, siguen siendo unos pocos comparados con los miles de miembros que siguen representando y defendiendo el pilar fundamental, el de estar al servicio de la comunidad.
Publicado: julio 25 de 2021
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