Lo que ha estado ocurriendo en Cali puede describirse como la peor crisis en la historia reciente de la capital del Valle; la cual exigía liderazgo, valentía y conexión con la ciudadanía. Contrario a como se ha visto actuar al alcalde Jorge Iván Ospina, quien ha demostrado ser ni más ni menos que un tipo temeroso e incoherente, que solo ha privilegiado a un puñado de encapuchados bloqueadores, por encima de la ciudadanía. Para contextualizar, se expone lo siguiente:
Ni en la década de los 90 durante la guerra entre carteles, ni cuando la ciudad fue sitiada por las Farc; Cali había enfrentado una situación de orden público más compleja y descomunal como la que se ha presentado en las últimas semanas. En aquella época, Farc, había dictado una sentencia de ciudad por cárcel, los caleños no podían salir de sus casas por el riesgo inminente de ser secuestrados. Hoy, no solo es una sentencia de ciudad por cárcel, sino de casas por cárcel, porque en cualquier punto de la ciudad un grupo pequeño de
Bloqueadores levantan retenes ilegales, cobran el paso y si la ciudadanía no paga, destruyen los carros.
Cali se ha convertido en una zona de despeje de facto, porque son los mismos bloqueadores quienes imponen su orden y deciden quiénes circulan o no. Sin mencionar la manera sin precedentes en que se ha visto afectada la economía de la ciudad. Las pérdidas ascienden a billones de pesos y el porcentaje de desempleo continúa en aumento, superando absurdamente a otras ciudades.
Ante esta grave e inédita situación, expresé públicamente que si Jorge Iván Ospina decidiera actuar como un verdadero alcalde, acudiendo a la autoridad para desbloquear la ciudad, tendría mi apoyo y el de muchos que lo hemos cuestionado. En momentos de disturbios desaforados, el deber es rodear la institucionalidad, con un solo fin: recuperar la libertad de los caleños.
Sorpresivamente el alcalde a colmo de desatender el actuar con autoridad, legitima los bloqueos dándoles una relevancia sorprendente, su actitud en medio de esta crisis evidencia porqué según las últimas mediciones, es el peor alcalde de toda Colombia. Su “liderazgo” se resume en:
- Vacío de poder: duró varios días sin aparecer ni dar la cara, especialmente en los más difíciles.
- Falta de Autoridad: desprotegió a la ciudadanía afirmando que no necesitaba al ESMAD mientras desadaptados destruían Cali: locales comerciales, estaciones de servicio y buses del sistema de transporte masivo, entidades bancarias, restaurantes, entre todo lo que significó esa gran escalada terrorista.
- Campaña de desprestigio a las marchas blancas: cuando por fin la sociedad caleña empieza a manifestarse en contra de los bloqueos, la violencia y la falta de autoridad; Ospina junto a sus funcionarios empezaron una campaña para desprestigiar tales masivas manifestaciones.
- Claudicación ante los bloqueadores: cuando se cree que se ha sido suficiente y que por fin el alcalde se pondrá los pantalones, saca un decreto elevando los bloqueadores, les otorga legitimidad para sumarles importancia y no hace nada frente a los bloqueos.
Por lo anterior, el desmonte de los bloqueos en Cali será más complicado que en el resto del país. Qué se puede esperar cuando el alcalde engrandece en grado de autoridad a quienes bloquean, privilegiando solo a un puñado de bloqueadores por encima de millones de caleños. Si bien se conoce que las revocatorias de mandato son difíciles de conseguir y que nunca se ha revocado al alcalde de una ciudad capital; hoy por hoy, Cali debe ser la excepción. Dicha revocatoria se ha convertido en un propósito ciudadano. Los caleños son conscientes de que su alcalde los abandonó y que el desbloqueo total solo se concretará el día que Ospina sea revocado.
Publicado: junio 6 de 2021
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