En aras de plantear soluciones reales para enfrentar la crisis económica y social desatada por la pandemia, la inestabilidad política y la baja productividad, se ha venido trabajando desde el Gobierno Nacional en una política para el fomento, promoción y fortalecimiento del sector solidario, que permita la asociación efectiva de capitales pequeños y medianos para emprendimientos conjuntos. Todo dentro de la economía de mercado, la cuál se debe defender para preservar nuestra democracia y libertad.
El crecimiento económico se logra mediante la creación de empresa, de valor agregado y de productividad, no hay otra fórmula que se haya inventado hasta el momento. Por supuesto que nadie va a trabajar gratis, el esfuerzo tiene un valor. Sin embargo, no podemos obviar que el trabajo informal estuvo por encima del 61% a finales del 2019, el índice de pobreza aumento al 42%, el desempleo al 15% y aún estamos entre los 12 países más desiguales del mundo.
Por supuesto que la solución no es imprimir billetes, ni endeudarse para subsidiar gastos suntuarios, ni actividades económicas poco eficientes; la solución es el desarrollo económico mediante empresas productivas que compitan en el mercado. El potencial de emprendimiento del país es enorme: agroindustria, bioeconomía, logística, turismo, infraestructura, energías renovables y entretenimiento, entre otros sectores son de enorme atractivo para la inversión.
Aunque muchas personas no tiene el capital suficiente para llevar a cabo un emprendimiento con economías de escala, hay una alternativa: el cooperativismo. La tarea básica de una cooperativa dentro de la economía libre de mercado consiste en alcanzar unos rendimientos para transferirle bienestar a sus socios, así como garantizar su propio éxito para poder, de manera permanente, conservar la capacidad de fomento y crecimiento. Veamos el sector en Colombia.
El sector solidario administraba en 2019 activos por un valor de $42.8 billones, equivalente al 4,0% como porcentaje del PIB, pasivos por $25.7 billones y un patrimonio por $17.1 billones. Dichos indicadores duplicaron su valor en la década, creciendo a tasas anualizadas superiores al 7,8%, generando importantes rendimientos a los asociados superiores a los del sistema financiero tradicional. Por su parte, para 2019 los ingresos del sector cerraron en $19.2 billones, los excedentes en $0.7 billones, mientras que la rentabilidad sobre el activo – ROA llegó al 1,6%, y la rentabilidad sobre el patrimonio – ROE se ubicó en 4,1%.
Según la base de datos de la Superintendencia de Economía Solidaria, actualmente las cooperativas cuentan con 898.252 mil asociados, 46.705 empleados y más de 5 millones de beneficiarios/clientes. Las principales cifras financieras del sector solidario crecieron de forma sostenida durante la década 2010-2019, siendo un periodo de destacado auge.
A nivel internacional, las cooperativas cuentan con alrededor de 800 millones de miembros en más de 100 países y aseguran 100 millones de empleos: En Canadá, cada tercer ciudadano es miembro de una cooperativa, en Francia, las cooperativas generan 700.000 empleos y concentran el 90% de la explotación agrícola (30% del mercado). En Japón, el 91 por ciento de los agricultores están organizados en una cooperativas, en Kuwait, el 80 por ciento del comercio minorista son cooperativas de consumidores y en Bolivia, una cuarta parte del ahorro nacional es administrado por cooperativas.
El ranking Top 300 de organizaciones solidarias por ingresos a nivel mundial (año de referencia de datos 2018) presenta un total general de 2.146 trillones de dólares, con la agricultura (104 empresas) y sectores de seguros (101 empresas) dominando la lista. El sector del comercio al por mayor y al por menor estaba compuesto principalmente por cooperativas de minoristas (33 empresas) y cooperativas de consumidores (21 empresas) que representan el tercer sector económico más grande, seguido por el sector de servicios financieros (21 empresas).
En términos de tipo cooperativo, casi la mitad de las 300 principales son cooperativas de producción (133 empresas) que representan principalmente cooperativas agrícolas y cooperativas de minoristas, mientras que las mutuales (83 empresas) y las de consumidor usuario/cooperado (65 empresas) compuestas principalmente por cooperativas de consumidores y cooperativas de servicios financieros representan la otra mitad.
Solo un pequeño número de cooperativas de trabajo (3 empresas) y de múltiples sectores (2 empresas) están incluidas en el ranking Top 300 rankings por ingresos. Como el volumen de negocios se toma con su valor absoluto, la mayoría de las grandes cooperativas y las mutuales en el ranking Top 300 son de los países más industrializados, como Estados Unidos (74 empresas), Francia (44 empresas), Alemania (30 empresas), Japón (24 empresas), Países Bajos (17 empresas) e Italia (12 empresas).
Siendo el segundo país con más presencia en América después de Estados Unidos, Colombia cuenta con 12 empresas en el ranking de las 300 más grandes por ingresos per cápita: Colanta, Copidrogas, Comparta, Asmed Salud EPS SA, Copservir Ltds, Solidarios, Coosalud S.A., Emssanar SAS, Mutual SER, Bancoomeva, Equidad y Cooperan.
La oportunidad para fortalecer el modelo cooperativo en Colombia es única, sin detrimento de los proyectos empresariales a gran escala que requieren un alto grado de complejidad e inversión. Él sector cooperativo puede volverse protagonista en varios renglones de nuestra economía, no solamente por su componente social, generando servicio y empleabilidad, sino también por la resiliencia que este sector demostró a lo largo del planeta durante la crisis.
La democratización de las decisiones, el riesgo compartido y la multiplicidad de actividades, permitieron que las cooperativas tuvieran una respuesta positiva ante el choque de la demanda, muchas veces con reducción o congelación de beneficios a sus asociados y algunas otras con subsidio o prestamos de una actividad a otra, prestamos intercooperativos o con fondos para crisis que llevan ahorrando hace años. El cooperativismo capitalista es una herramienta de formalización laboral, emprendimiento, crecimiento económico y eficiencia en la distribución de riqueza.
Quiero terminar poniendo como ejemplo a Alemania. Un estado industrial moderno que cuenta con un sistema bancario desarrollado y servicios a la vanguardia, una agricultura de alto rendimiento y precisión, y muchas pequeñas y medianas empresas exitosas. Este desarrollo se basa esencialmente en la economía social de mercado, introducida después de la segunda guerra mundial. Más de un millón de empleos directos en Alemania son generados por alguna cooperativa. 2.6 millones de personas compran o rentan vivienda en estas empresas. 20 de los 80 millones de alemanes son socios de alguna cooperativa.
Hay muchas reformas que requiere el país, debemos siempre intentar votar por los mejores. Pero la primera reforma es la competitividad, quienes no tengan ganas de emplearse o no tengan como acceder a un capital suficiente para el emprendimiento de sus sueños, los invito a trabajar de manera solidaria, apoyándose con capital compartido para trabajar, emprender y usar las piedras para construir país, no para destruirlo.
Publicado: junio 25 de 2021
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