El intervencionismo estatal y el populismo peronista llevaron a Argentina de la riqueza a la crisis en 100 años. Un claro ejemplo de cara a los riesgos del 2022. En especial, cuando la izquierda radical pretende implementar en Colombia el mismo paquete de medidas que transformaron negativamente el destino de la otrora promesa americana.
A comienzos del siglo XX Argentina era el País del futuro. La política de apertura económica, seguridad jurídica, responsabilidad fiscal y Estado reducido que implementó desde mediados del siglo XIX le permitió sacar el máximo provecho de una economía global de libre mercado que se inundaba de a poco de los productos agropecuarios que se enviaban desde tierras gauchas.
De hecho, Argentina llegó a tener el PIB per capita más alto del mundo a finales del siglo XIX y en los años siguientes se posicionó como una de las 10 economías más sólidas del planeta, lo cual motivó un flujo migratorio sin precedentes desde Europa. Era una verdadera promesa.
Sin embargo, desde los 30´s todo comenzó a cambiar. El proteccionismo mundial del periodo de entre guerras golpeó a una economía netamente exportadora que había fallado en industrializarse y los golpes militares introdujeron un intervencionismo económico que se acentuó con la posterior llegada de peronismo al poder.
Argentina se aisló del mundo, se concentró exclusivamente en la producción nacional, aumentó desproporcionadamente el gasto y los impuestos para financiar medidas de asistencialismo estatal, nacionalizó varias industrias, el tamaño del Estado se expandió como nunca antes y acudió a imprimir billetes como medida para financiar el déficit público.
El resultado ha sido letal. Argentina ha incumplido el pago de sus créditos -default- en nueve ocasiones, dificultando y encareciendo cada vez más el acceso a la financiación a través de los mercados internacionales. Además, la constante emisión de moneda a través del banco central llevó al País a acostumbrarse a lidiar con hiperinflaciones año tras año. Nada más durante la última década variación anual del costo de vida ha sido superior al 20%, sin mencionar la crisis histórica de los 80´s.
Por si fuera poco, la deuda de Argentina en 2020, antes de la pandemia, correspondía al 93.3% del PIB. Era el País más endeudado de América Latina. En contraste, el endeudamiento Chileno, con un modelo económico neoliberal de Estado mínimo con funciones subsidiarias, apenas ascendía al 27.7%.
Y como no mencionar el ranking Doing Business donde Argentina ocupa el puesto 126, mientras que Colombia está en el lugar 67, México en el 60 y Chile en el 59.
Ahora bien, a pesar que desde los 50´s hasta la actualidad también han gobernado administraciones militares y civiles no peronistas, ninguna de ellas ha logrado desmontar el asistencialismo y el corporativismo de Estado que se acentuó en esa época. La razón, muy sencilla: una vez se expande el gasto público, es muy difícil reducirlo. Mientras que los subsidios dan votos, los programas de corrección fiscal difícilmente ganan elecciones.
En otras palabras, si el chavismo hizo que Venezuela dejara de ser el País más rico de América para convertirse en un fracaso económico, lo propio hizo el peronismo con Argentina con medio siglo de anterioridad. Ambos defendiendo medidas irresponsables que ahora la izquierda radical quiere implementar en Colombia.
Imprimamos billetes para financiar el gasto, no paguemos la deuda, aumentemos los impuestos a los grandes capitales y las tierras improductivas y expropiemos a los ricos para darles a los pobres. ¿Les suena parecido? Es el modelo Petro, Chávez, Perón. Misma idea, diferente personaje.
Colombia no es ningún paraíso, estamos lejos de serlo. Acá todavía nos falta mucho camino para ser una economía realmente liberal. La regulación estatal es excesiva y la carga de tributación final es del 71.2%. Sin embargo, institucionalmente hemos construido una relativa estabilidad con los años que nos permite ser un destino atractivo para la inversión, tener una deuda controlada cuyos pagos nunca se han incumplido y un gasto público que, aunque creciente, no llega a niveles de irresponsabilidad fiscal.
Ojo con el 22.
Publicado: marzo 10 de 2021
4.5