Desde que éramos pequeños siempre nos dijeron que había momentos para cada cosa, que muchas veces temas válidos y lógicos no se podían hacer en momentos determinados porque generaban reacciones contrarias, la reforma fiscal es el ejemplo más claro para esto, aunque se debe hacer y es necesaria puede abrir la puerta del socialismo populista en nuestro país.
La pandemia dejó las finanzas del país destrozadas, dio vía libre para que el gobierno gastara recursos muchas veces sin medirse y sin control, desafortunadamente tocaba hacerlo. No era que las finanzas vinieran bien antes tampoco, de hecho, el gobierno Duque venía cargando un lastre de derroche y mermelada del gobierno Santos bastante grande, lograr todos los adeptos y defensores del proceso de paz tuvo un precio muy alto.
En las elecciones del 2018 estuvimos a punto de perder el país, la izquierda obtuvo en la segunda vuelta presidencial mas de ocho millones de votos, no es descabellado pensar que en el 2022 puedan ganar y llevar al país por la senda de Venezuela o Argentina, acabar la empresa privada, llenarnos de subsidios inocuos y lo que es más grave, cuando estos gobernantes suben es muy difícil bajarlos, ya Petro dijo que su modelo de país necesitaba por lo menos tres periodos de gobierno para implementarse.
Todo lo anterior implica que no podemos dar papaya, cada movimiento que haga el gobierno y los partidos políticos de hoy en adelante deben ser milimétricamente planeados, cualquier paso en falso puede darles herramientas para trabajar y hacer una campaña que pueda darles frutos, es por eso qué vuelvo e insisto que hacer una reforma fiscal en estos momentos es un suicidio, sobre todo por los cambios específicos que se deben hacer que generarán mucho ruido.
Perder la calificación de riesgo que tenemos puede tener incidencia en las tasas de interés a futuro que tengamos que pagar por nuestra deuda, convivir un año con el déficit no va a ser fácil, pero nada de esto es tan grave para el país a que suban al poder los que han hecho estragos a lo largo del continente.
Desafortunadamente los dos caminos de la reforma son malos en este momento, por un lado, el de hacer reformas necesarias como el aumento de la base del IVA a más productos, la retención en la fuente a pensiones altas entre otros por no ser vendibles en este momento, o el aumento del impuesto al patrimonio que terminará por resentir la inversión y el empleo. Un impuesto al patrimonio del tres por ciento es totalmente regresivo, Los países con más altos índices de crecimiento no lo tienen, el patrimonio generalmente no tiene altas tasas de rentabilidad, son los ingresos los que se deben gravar.
Muchos ex ministros de Hacienda y personas que han ostentado el poder en otras oportunidades son hoy precandidatos a la presidencia y dentro sus propuestas dan soluciones a muchos de los problemas fiscales y económicos que tenemos, no entiendo si lo tenían tan claro porque no hicieron esos cambios cuando tuvieron la oportunidad de hacerlos, al contrario, aumentaron el problema. Entonces no comamos cuento.
Publicado: marzo 29 de 2021
3.5