De la nada y sin mayores credenciales políticas o ideológicas, surgió la ahora representante a la Cámara por el partido Verde Juanita Goebertus, cuyo único antecedente en el servicio público es el de haber servido -como si aquello fuera algo honroso- de asistente del cuestionado comisionado de paz santista, Sergio Jaramillo.
Desde su curul, que no fue fruto de un trabajo político serio, sino del crecimiento ficticio que observaron los Verdes por cuenta de la presencia del inhabilitado legal Antanas Mockus, la señora Goebertus -siempre muy risueña e indignadita- se ha empeñado en atacar con mentiras a quienes expresen reparos frente al acuerdo espurio con la banda terrorista Farc. Así mismo, seguramente pensando en la renovación de su credencial en 2022, ha procurado mostrarse como la escudera de Sergio Fajardo hecho que le ha causado más de un inconveniente en el seno de su propio partido.
Quienes la conocen, saben que ella es una oportunista. Hoy, se exhibe como gran defensora del acuerdo de La Habana, pero muy hábilmente esconde los motivos por los que salió, por la puerta de atrás, del gobierno de Santos, particularmente de la oficina de Sergio Jaramillo.
Antes de lanzarse a la Cámara de Representantes -para ser la fórmula de Angélica Lozano-, se postuló para ser elegida en la JEP, tribunal que ella misma ayudó a construir cuando asistía a Sergio Jaramillo. Su sueño de ser “juez” de las Farc -a esos mismos que tanto defiende ahora en el Congreso de la República-, no se vio materializado.
Uno de los muchos lunares en la hoja de vida de la Goebertus tiene que ver con el delicado tema de los menores de edad en poder de las Farc. Ella, que durante las negociaciones de La Habana supuestamente estuvo al frente de la reparación de las víctimas, debe responder de manera directa porqué no se le exigió a las Farc la suspensión inmediata y la desincorporación de todos los niños que estaban en su poder.
Una de las personas que más ha luchado por la reivindicación de los derechos de los menores reclutados por las Farc, es la congresista uribista Margarita Restrepo quien en hace algunos meses reveló el contenido de un documento muy delicado que tiene en su poder. Se trata de la respuesta a un derecho de petición que en 2015 ella le remitió al entonces comisionado Sergio Jaramillo.
En dicha comunicación, donde la parlamentaria preguntaba si el gobierno nacional había exigido la entrega de los menores y la cesación del reclutamiento forzado, el orondo Jaramillo -con cinismo, pero sobre todo con una altísima dosis de complicidad-, respondió que no, que la delegación del gobierno no haría dicha exigencia por cuanto las partes acordaron negociar “en medio del conflicto”.
En pocas palabras, nadie menos que el alto comisionado para la paz del Estado colombiano le dio licencia a las Farc para mantener a miles de niños esclavizados y, de paso, permiso para que continuaran sacando a más menores de sus casas.
Sin que adopte la manida actitud de “indignadita”, la doctora Goebertus está en el deber de aclararle a la nación si ella, como asesora jurídica de Sergio Jaramillo preparó, conoció o le dio el visto bueno a ese derecho de petición que, se insiste, fue en la práctica un permiso del gobierno para que las Farc eternizaran la esclavización de miles de niños.
Este no es un asunto que la señora Goebertus puede despachar con sus sonrisitas o a través de trinos destemplados.
Publicado: marzo 8 de 2021
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