La solicitud de preclusión que hiciera el fiscal Gabriel Ramón Jaimes sobre el caso del expresidente Álvaro Uribe Vélez, a pesar de ser apenas el primer paso en una jornada judicial que se insinúa larga y compleja, porque los demandantes anticiparon que apelarán cualquier decisión que se tome, es una magnífica noticia porque, de ahora en adelante, su juicio será público e intervendrán muchos actores. El expresidente podrá, sin lugar a dudas, dejar en limpio su nombre y su honra, mientras que un puñado de oscuros y perversos personajes de la vida nacional, capaces de cometer toda suerte de atrocidades con tal de conseguir propósitos personales y políticos, finalmente serán desnudados.
A Iván Cepeda, a los Magistrados Reyes y Barceló, y al par de bufones Montealegre y su fiel escudero Perdomo que como por arte magia acabaron convertidos en supuestas víctimas, se les vendrá encima ese siniestro montaje judicial que orquestaron, para sacar de la vida política al líder con más preponderancia en la historia de Colombia, y tendrán que asumir las consecuencias judiciales, políticas y sociales a que haya lugar.
Que en la Corte Suprema de Justicia hubiera magistrados que intervinieran en la maquinación de ese tinglado macabro que se prestó a que sistemáticamente se filtrara información fraccionada, seleccionada y parcial, a ciertos medios, con el objetivo de ir generando en la opinión pública que Álvaro Uribe era culpable, para así, poco a poco, destruir su imagen, su reputación, mientras abusivamente se le llevaba a una sentencia condenatoria que lo sacaría por completo de circulación en el ámbito político y social, es francamente aborrecible.
En buena hora, a pesar del costo que le significó en su carrera política, el expresidente renunció a su curul y se zafó de las garras de esos individuos, para que el país y el mundo pudieran conocer ese entramado pleno de irregularidades y aberraciones.
Que el Instituto de Derechos Humanos de la World Jurist Association, un par de horas antes de que el fiscal Jaimes hiciera la solicitud de preclusión del caso del expresidente, emitiera un comunicado titulado “Violaciones de Derechos Humanos Observados En El Proceso Penal Seguido Contra Álvaro Uribe”, en el que deja constancia de hallazgos de violaciones a sus derechos “con la expectativa plausible que el sistema de justicia colombiano tenga a bien restituir la situación jurídica infringida en correcta aplicación de los diversos mecanismos que contempla el derecho interno para tal finalidad”, es muy diciente.
En un Estado de derecho ningún individuo puede ser judicialmente hostigado y, menos aún, con la animadversión de la que ha sido objeto el expresidente Álvaro Uribe.
La búsqueda de la verdad es el fin último de la justicia y así Iván Cepeda diga que para el expresidente “no habrá luz a final del túnel”, la verdad en los estrados judiciales ya empezó a alumbrar.
Pronto conoceremos todo porque como bien reza el dicho popular: entre cielo y tierra no hay nada oculto.
P.S. Mi más sincero sentimiento de solidaridad para con las periodistas Vicky Dávila y Claudia Gurisatti, por las infames amenazas del narcoterrorista Jesús Santrich, a quien extrañamente la Corte Suprema de Justicia dejó en libertad.
Publicado: marzo 13 de 2021
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