No tiene porqué sorprender que el expresidente Juan Manuel Santos salga en defensa de los intereses de Cuba, país encubridor de grupos terroristas. Sus compromisos con la satrapía castrista son tan grandes, que se ve obligado a reclamarle al gobierno de los Estados Unidos el retiro de la isla de la condición de Estado patrocinador del terrorismo.
Santos, debería estar del lado de Colombia, país que ha sufrido las consecuencias del terrorismo del ELN, banda cuyos cabecillas gozan de refugio en Cuba.
Ese país ha dado muestras más que suficientes de ser enemigo del nuestro. Como bien lo apuntó el exministro Juan Carlos Pinzón: “Inexplicable que un expresidente se ponga al lado de intereses de otro país con el que Colombia tiene una razonable controversia. Más aún que indirectamente se beneficie a un grupo terrorista que atenta contra los colombianos. No olvidar masacre en Escuela de @PoliciaColombia”.
Juan Manuel Santos resiente cuando lo señalan aliado del narcotráfico y el terrorismo. Cuando surgen esos cuestionamientos, asegura que él ha sido enemigo de las organizaciones armadas ilegales. Pero sus comportamientos y actitudes se encargan de desmentirlo.
La prueba reina de su maridaje con el crimen organizado es el acuerdo de impunidades que suscribió con las Farc, precisamente con el acompañamiento y asesoría de la dictadura cubana.
No deja de llamar la atención que cercanos colaboradores de Santos, como el excomisionado Sergio Jaramillo, sean los primeros en salir a fustigar a Colombia por adoptar una posición coherente y digna frente a Cuba.
Genio y figura hasta la sepultura. Ese es Juan Manuel Santos. Un traidor en todo el sentido de la expresión. En 2010 estafó a millones de ciudadanos diciéndoles que un gobierno suyo le daría plena continuidad a la política de seguridad democrática. En virtud de ese mensaje, las mayorías lo eligieron como presidente de la República.
Más se demoró en ganar que en traicionar a sus electores, dando un viraje de 180 grados.
Ahora, la traición es a Colombia, país víctima de Cuba. Santos, en vez de abogar y de pelear por los intereses del país que gobernó durante 8 años, se está empleando a fondo en defensa del régimen dictatorial y criminal de Cuba.
Publicado: febrero 4 de 2021
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