Larry Summers, economista y funcionario demócrata muy reconocido en EE.UU., escribió un editorial en el Financial Times hace un par de semanas advirtiendo sobre el riesgo de que la administración Biden se equivoque en su estrategia económica, y en vez de darle a la economía un nivel justo de estímulo, cometa el error de darle un nivel de estímulo excesivo, uno que podría poner en riesgo la estabilidad financiera y monetaria del país.
Valga decir que para finales del 2020 la gran preocupación de los mercados y el consenso de los economistas era que EE.UU. sucumbiera a un escenario de muy bajo crecimiento por culpa del retiro prematuro del apoyo fiscal del que gozó la economía durante el 2020. Esa premura permitió que a finales del 2020 el Senado de EE.UU. llegara a un acuerdo y aprobara un estímulo fiscal cercano a los 900 mil millones de dólares, más o menos el 4% del PIB norteamericano. Esa aprobación del estímulo permitió incrementar en una forma muy relevante el ingreso disponible de los consumidores y contribuyó a que las ventas al por menor se expandieran a una tasa anual del 7.6% en enero, la tasa más alta de crecimiento vista desde el 2011. Y es importante tener en cuenta que la pandemia aún no se había salido de cauce en enero del 2020, implicando que, si las ventas se mantienen relativamente estables, estas estarán creciendo a tasas superiores al 25% año/año para abril de este año. Mejor dicho, el segundo trimestre del 2021 seguramente será un trimestre récord en términos de crecimiento económico en EE.UU., pues la base de comparación será ridículamente baja –por culpa del efecto devastador que tuvo el confinamiento en los niveles de actividad agregada durante el segundo trimestre del 2020.
La resiliencia que está demostrando el consumo de los norteamericanos, a pesar de que el nivel de empleo agregado se mantiene un 6% por debajo de los niveles pre pandemia, y a pesar de la virulencia del contagio que se evidenció durante los meses de Noviembre, Diciembre, y Enero impresiona mucho, y abre el espacio para hacerse la siguiente pregunta: ¿qué pasará con los niveles de actividad si los nuevos casos de Covid-19 siguen bajando a la velocidad que lo están haciendo en este momento (valga decir que los casos han bajado un 76% desde el máximo visto a principios de enero)? Mejor dicho, qué pasaría con la inflación de EE.UU. si además de la normalización de la actividad atada al eventual control de la pandemia, los políticos aprueban un estímulo fiscal adicional que vale 9% del PIB?
Las medidas de inflación implícita ya han mostrado unos incrementos muy relevantes desde el año pasado. La inflación implícita a 5 años en EE.UU. ha pasado de 0.17% en marzo del 2020 a 2.32% en este momento, y algo similar ha sucedido con las medidas de inflación implícita de la Eurozona. No me malentiendan. Que la inflación se acerque nuevamente a un 2% año/año en forma sostenida es una gran noticia, pero es importante que se evite acelerar en forma extrema la actividad, porque un salto excesivo de la inflación puede poner en riesgo la recuperación. La buena noticia es que la división de poderes en EE.UU. es hoy en día tan significativa, con el senado dividido 50/50, que los riesgos de que se cometa un error de política económica parecen acotados. Mejor dicho, pronostico que el estímulo fiscal que se aprobará en marzo o abril venidero no será de los 1,900 millones deseados, sino más cercano a unos 1,000 millones de dólares. Pueda ser.
Publicado: febrero 23 de 2021
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