Pretender que el plan de vacunación fracase para obtener réditos políticos de cara a las elecciones del 2022 es sencillamente detestable. La labor realizada por el Ministerio de Salud ha sido impecable y en momentos donde el País necesita unidad no debe haber espacio para los oportunismos que nunca faltan.
Y sí, lo digo en estos términos porque no encuentro más palabras. Está bien que la oposición haga control político y examine el proceso de inmunización, pero ello no tiene por qué dar pie a sabotajes y desinformaciones al respecto.
Por ejemplo, cada vez que se hacen críticas a la gestión de la pandemia que se ha hecho en Bogotá, donde las excesivas restricciones están por acabar con el comercio formal de la ciudad, la repuesta del Distrito es un agresivo ataque al Gobierno por las supuestas demoras en el inicio de la vacunación. Es decir, cortinas de humo que buscan desviar la atención y encontrar responsables donde no los hay.
Asimismo, no son pocos los políticos que anhelan demoras y tropiezos en la vacunación para criticar al Presidente y estructurar la plataforma para las próximas elecciones. Una actitud mezquina que desconoce por completo los serios avances que se han hecho en la materia.
En efecto, a la fecha el Gobierno Nacional ha destinado $1.5 billones provenientes del Fome para la adquisición de vacunas, con los cuales ya se garantizó la adquisición de las dosis suficientes para inmunizar a 29 de los 35 millones de colombianos que se requieren para lograr la inmunidad de rebaño.
Además, acertadamente el País no se casó con un solo producto, sino que diversificó las compras entre las grandes farmacéuticas que presentaron los mejores índices de confiabilidad. Claro, todos quisiéramos que desde finales del año pasado se hubiera iniciado la vacunación, tal como sucedió en Estados Unidos, pero debemos ser conscientes de nuestra posición a nivel mundial.
Las potencias que financiaron el proceso de desarrollo fueron las primeras en recibir las vacunas y, lógicamente, al resto de países nos toca hacer la fila. Por eso, en vez de sembrar dudas sobre aspectos como la confidencialidad de las negociaciones, lo cual es un mandato legal, por primera vez en mucho tiempo se debería lograr la unidad y permitir que las autoridades continúen desempeñando la labor de la mejor manera posible.
Ahora bien, así como esta máxima aplica para los partidos, también cobija a todos los jueces del País, quienes, muy seguramente, recibirán en sus despachos cientos de tutelas de personas que se quieren saltar el orden de vacunación técnicamente establecido por el Ministerio.
De tener éxito estas solicitudes, el esfuerzo hecho por el Gobierno durante los últimos meses para estructurar el plan de vacunación eficaz se iría al piso y, como ya ha pasado en otros temas, el futuro del País quedaría al arbitrio de los togados.
Si queremos lograr la inmunidad de rebaño y superar esta pandemia de una buena vez tenemos que dejar a un lado las ambiciones personales y proteger el interés general. El fracaso del proceso de vacunación no es el fracaso del Gobierno Duque, sino de todo Colombia. Para hacer política y ganar elecciones hay muchos temas, pero la inmunización de la población no debería ser uno de ellos.
Publicado: enero 22 de 2021
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