Las declaraciones de Otto Nicolás Bula que confirman el maridaje de Santos con Odebrecht, no son nuevas. Desde hace más de 4 años, quien fuera el tramitador estrella de la corrupción de esa firma brasilera, ha repetido lo mismo: la campaña presidencial de Juan Manuel Santos para la reelección fue opíparamente irrigada con platas de esa empresa.
El vehículo para ‘justificar’ esos recursos fue la tristemente célebre carretera de Ocaña-Gamarra, operación delincuencial que fue revelada ante el país por LOS IRREVERENTES en el mes de enero de 2017 cuando se puso en evidencia la manera como la entonces ministra de Transporte Cecilia Álvarez asignó a dedo la construcción de esa vía que, coincidentemente, desembocaba justo en el lugar donde la familia de su esposa Gina Parody estaba construyendo un puerto fluvial en el municipio de Gamarra, Cesar.
Sobre este escándalo, es importante que lea
La investigación por el caso Odebrecht, duerme el sueño de los justos. La acción penal contra los articuladores de esa operación criminal nunca se ha querido o podido adelantar con juicio y rigor. Es claro que el caso toca intereses de personas de gran poder, además del propio Juan Manuel Santos.
El socio de Odebrecht en Colombia era el señor Luis Carlos Sarmiento, uno de los hombres más influyentes de Colombia. Y no es muy convincente la tesis de que la firma brasilera sobornó funcionarios sin el conocimiento de los mayores accionistas del grupo Sarmiento. Quien fuera durante muchos años el presidente de Corficolombiana -una de las empresas más importantes de Sarmiento Angulo-, José Elías Melo fue condenado a 11 años de prisión. ¿Melo ayudó a pagar los multimillonarios sobornos sin que sus superiores lo supieran? No hay que tener una inteligencia superior para concluir que ese sujeto fue utilizado como chivo expiatorio para salvarle el pellejo a sus superiores.
En reciente declaración en el juicio que se adelanta contra Luis Fernando Andrade -quien se encuentra huyendo de la justicia colombiana- , Otto Bula ratificó lo que siempre ha dicho: “Había una presión de decirle a Odebrecht que se necesita plata, entonces Odebrecht dice: ‘yo necesito la seguridad de que se amarre ese otrosí’ [el de la carretera Ocaña-Gamarra]… Al siguiente día me llama Martorelli [entonces presidente de Odebrecht en Colombia] y me dice que nos reunamos en la oficina de él y me dice que necesita una empresa, de un amigo de confianza para hacer un contrato simulado y sacar los recursos porque lo tienen loco y que ya tiene la seguridad de que máximo en un mes le están firmando el otrosí”.
La justicia colombiana, cuestionada a más no poder, donde se abren y cierran investigaciones por razones políticas, no puede seguir enviando el mensaje equivocado.
La financiación de la campaña de Santos con dinero de la corrupción es evidente. Existen, además de las pruebas testimoniales, las evidencias físicas de los movimientos de plata. Pero misteriosamente, los implicados en la materialización de esa trama han sido revestidos con el manto de la impunidad, empezando por el expresidente, siguiendo por las exministras Álvarez y Parody y culminando en los empresarios corruptos que se prestaron para “legalizar” los recursos entregados por Odebrecht, como Esteban Moreno y Andrés Sanmiguel quienes desde el día uno, cual mafiosos, han chantajeado a sus compinches diciendo que si ellos caen, el “establecimiento” también caerá.
Resulta inadmisible que un Estado de Derecho como supuestamente es Colombia, se haga el de la vista gorda frente a un caso de corrupción monumental como el de Odebrecht. Desconocer las pruebas que hay en contra de la campaña de Santos, es como negar a estas alturas de la vida que la Tierra es redonda.
Publicado: enero 31 de 2021
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