El controversial alcalde de Medellín Daniel Quintero Calle está cada vez más solo. Sus primeros 12 meses al frente del cargo, han sido un plazo suficiente para confirmar su incompetencia y falta de preparación.
Todo ha empezado a fallar en la capital antioqueña. El mandatario local, obsesionado con perseguir y descalificar a quienes no piensen como él, ha dejado de lado sus responsabilidades, específicamente el manejo idóneo de la crisis desatada por la pandemia.
Uno de los pocos elementos positivos de la Constitución de 1991, fue la incorporación de nuevas herramientas y mecanismos de participación ciudadana, como el plebiscito, el referendo, las consultas populares, los cabildos abiertos y las revocatorias del mandato de los gobernantes locales: alcaldes y gobernadores.
A Quintero Calle seguramente lo van a sacar de su cargo a través de una revocatoria, dado el evidente incumplimiento de su plan de desarrollo. Los habitantes de Medellín no están dispuestos a soportar tres años más de esa pésima alcaldía.
El proceso revocatorio no ha sido ajeno a las controversias, particularmente por la actitud servil e inaceptable de quien fuera el presidente de Fenalco -principal agremiación de comerciantes de Colombia- que se apresuró a inscribirse como defensor del alcalde en el proceso revocatorio, con lo que se pretendió enviar el mensaje equivocado en el sentido de que todo Fenalco Medellín, estaba respaldando a Quintero.
La reacción de almacenes importantes como Dislicores, Bosi y Cueros Vélez, no se hizo esperar. Rechazaron la politización del gremio y retiraron a sus almacenes del mismo.
Ante la avalancha de mensajes de rechazo, el presidente de Fenalco en la capital antioqueña tuvo que renunciar. Ahora, sin trabajo, seguramente se dedicará a hacerle campaña a Quintero Calle para que él tampoco quede en el asfalto si prospera la revocatoria.
El alcalde no la tiene fácil. Sus problemas son de toda índole. Las faltas administrativas, su incapacidad de liderar, sumados a las denuncias por abuso sexual, tienen al mandatario local contra las cuerdas.
Por el bien de Medellín, el alcalde debe ser revocado. Él, en su afán de apuntalar a su sector político, se metió con la joya de la corona: las EPM, conglomerado próspero del que depende buena parte de los ingresos de la ciudad.
Quintero Calle pudo ganar, en buena medida, por la mezquindad y soberbia del anterior alcalde Federico Gutiérrez quien, asociado con la cuestionada Paola Holguín -senadora de Centro Democrático- se dio a la tarea de bloquear la candidatura del uribista Alfredo Ramos. La guerra sucia y las trabas que Gutiérrez y la Holguín le pusieron a Ramos allanaron el camino para que Quintero se impusiera en las elecciones de octubre de 2019. Por eso, resulta hasta gracioso que la facción clientelista que lidera Holguín, denominada ‘Los Paolos’ se haya montado decididamente al bus de la revocatoria de Quintero. ¿Oportunismo o arrepentimiento?
Lo cierto es que Quintero Calle no la tendrá fácil. Las fallas de su alcaldía no son cosméticas y, en consecuencia, no podrán taparse como le gusta hacer a él, con una ‘mano de pinturita’.
Publicado: enero 29 de 2021
3.5
5
4
4.5