Desde su llegada a la fiscalía general, Francisco Barbosa ha castigado sin contemplación de ninguna naturaleza a los delincuentes de todos los niveles.
En esta temporada de fin de año, cuando se dispara el consumo de alcohol, personas inescrupulosas tratan de hacer negocios a través de la comercialización de licores adulterados, con los que se pone en grave riesgo la salud de quienes los consumen.
La semana pasada, la fiscalía ejecutó un operativo que desembocó en el desmantelamiento de una red de bandas dedicadas a la fabricación y distribución de bebidas alcohólicas adulteradas.
En el procedimiento judicial, se incautaron más de 60 toneladas de insumos que son utilizados para la falsificación de los licores.
Los productos incautados tienen un valor que supera los $2 billones de pesos que, en palabras del fiscal general, “corresponden a la mitad de una reforma tributaria”.
Uno de los aspectos más relevantes de la gestión de Barbosa es la decisión de llevar a la fiscalía a las regiones. Las políticas contra el crimen organizado, generalmente se trazan y se implementan desde Bogotá, sin poner mayor atención en las realidades y dinámicas sociales de las distintas regiones del país.
Barbosa, literalmente, sacó a su despacho de la capital de la República para irse a las zonas del país con mayores problemas para efectos de conocer las dificultades, identificar las soluciones y poner en marcha los planes para atacar a la criminalidad en todas sus manifestaciones.
A pesar de la pandemia, del encierro obligado y de las medidas ordenadas por el gobierno nacional, la fiscalía de Barbosa no cruzó sus brazos.
Quedan, eso sí, algunas asignaturas pendientes para el año entrante, como la investigación por el caso Odebrecht y la notificación de las inminentes decisiones en el caso del magnicidio del dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado.
Este portal estableció que en las primeras semanas de 2021, un exalto funcionario del gobierno de Ernesto Samper, será vinculado al caso Gómez Hurtado mediante indagatoria, lo que significará un avance sustantivo en esa investigación que cumplió 25 años sin que los verdaderos responsables hayan respondido. Hace pocos meses, Horacio Serpa -uno de los máximos responsables de ese crimen- murió sin haberle puesto la cara a la justicia.
Es motivo de tranquilidad que la fiscalía esté en manos de una persona decente, respetuosa de las leyes y trabajadora como Francisco Barbosa, un hombre cuya única ambición es la de cumplir con los deberes que la sociedad le ha delegado.
Publicado: diciembre 15 de 2020
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