Dice el viejo adagio que “aquel que no conoce su historia esta condenado a repetirla”. Este popular refrán que tanto nos repetían nuestros abuelos, ilustra de manera casi perfecta la situación que lamentablemente enfrenta hoy nuestra bella Cali. A pesar de las múltiples denuncias por sobrecostos en obras, entregas de contratos de manera irregular, contratación de burocracia y alianzas politiqueras, estos escándalos que llevó sobre sus hombros el candidato y ahora alcalde Jorge Iván Ospina, no impidieron que lograra hacerse de nuevo con la oficina más importante del CAM.
Para sorpresa de nadie, los escándalos de contratación y el fortalecimiento de las estructuras politiqueras se han convertido en nuestro pan de cada día. De la mano de un Concejo complaciente, con pocas voces independientes, el Alcalde Ospina ha logrado aprobar, sin el más mínimo control ciudadano, el endeudamiento de la ciudad por más de $650.000 millones de pesos, el cual deja las finanzas de la sucursal del cielo en rojo hasta el 2036. De igual forma se embarcó en una innecesaria feria virtual por valor de 11.000 millones de pesos, un alumbrado navideño sobre el cual ya puso el ojo la Procuraduría por otros 11.000 millones de pesos, entre algunas otras perlas que poco a poco descubrimos los caleños.
En algunas zonas de la ciudad, recientemente construidas como la Plazoleta Jairo Varela, se comienzan a ver obras de “mantenimiento” completamente inexplicables, mientras se habla de la construcción de los palcos en el estadio, aquellos mismos que no entregó durante su primera alcaldía. El estadio es una obra sobre la cual denunciaron en su momento sobrecostos por más de 843 millones, únicamente en su componente de silletería, sin sumar la famosa pantalla que se facturó por un valor 37 veces superior a su valor comercial.
Y como si todo esto fuera poco, a falta de terminar el 2020, la Personería sancionó esta semana en fallo de primera instancia a dos secretarios por violación de los principios de contratación, la Secretaria de Bienestar Social y el de Desarrollo Económico. Dos carteras claves del gabinete municipal. Y apenas va el primer año de gobierno.
Lo cierto es que a los caleños que decidieron acompañar la candidatura del actual gobierno, de nuevo les metieron los dedos a la boca y hoy la ciudad entera enfrenta un difícil camino hacia el futuro.
Mientras los despilfarros de la alcaldía continúan y se desconoce el uso que se le dará a los recursos aprobados para el endeudamiento, nuestra ciudad pierde competitividad y disminuye su importancia a nivel nacional. Mientras hace unos años disputábamos el puesto por ser la segunda ciudad del país, hoy con dificultar mantenemos la puja por el cuarto o el quinto lugar.
Mientras se derrocha el erario en muñequitos con tapabocas, el 70% de las cámaras de seguridad de la ciudad no funcionan y los criminales campean por nuestra ciudad como si se tratara del patio de sus casas. Es claro que la seguridad de los caleños no es una prioridad para el alcalde, no hace parte de sus apuestas estratégicas.
Cali necesita una política de seguridad clara y contundente contra el delito y un plan de recuperación económica. Los ciudadanos somos quienes debemos unirnos para exigirlo, no permitamos que nuestra ciudad siga la senda de la autodestrucción. Es momento que las autoridades escuchen nuestras voces de inconformidad. ¡Paremosle-Bolas!
Publicado: diciembre 14 de 2020
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