El plato ya está servido, Juan Manuel Santos dejó todo listo para la gran cena del descontento nacional. Así lo programó, dejar las instituciones y un país al borde del colapso para que su sucesor tuviera que enfrentar las dificultades que viven hoy la nación y el Estado. Se sabía, las encuestas lo decían que su sucesor seria el candidato del ex presidente Álvaro Uribe Vélez. El que heredaría el plato servido del descontento general.
Este descontento es además una de las más importantes estrategias del Foro de Sao Paulo; generar sensación de caos e insatisfacción, amén de los otros también muy bien aplicados, como el desmembramiento de las instituciones; la politización del poder judicial y el desmantelamiento de sus fuerzas militares. El plato ha quedado servido. Socialistas del Siglo XXI manos a la obra.
El descontento nacido de un cúmulo de insatisfacciones que se vienen sumando desde hace décadas de iniquidad, corrupción y centralismo despiadado, de un Estado que solo existe en el papel. Y que hoy estallan peligrosamente porque plantean que la única solución es cambiar el modelo de desarrollo por uno que se ha demostrado no funciona como lo demuestra Cuba y sobre todo Venezuela, uno de los países más ricos de mundo, hoy sumido en la miseria y el subdesarrollo del que otrora fue su gran aparato productivo.
Los paros convocados son el inicio de una estrategia que hace parte del Foro de Sao Paulo, que no busca otra cosa que desestabilizar la democracia colombiana.
Por eso el primer paso es consolidar las alianzas con los otros partidos políticos para fortalecer el espacio político del gobierno del presidente Duque.
Consolidar las políticas del libre mercado con las pymes, los comerciantes informales, los pequeños ahorradores, los trabajadores por cuenta propia y todas las víctimas de la actual situación; afros, indígenas, mujeres, homosexuales, sindicalistas. Invitar a la iglesia tanto católica como cristiana, que irriguen en las comunidades que asisten, las bondades del libre mercado.
Salir de los cerrados e intrincados círculos académicos a apoyar el sistema actual y que los grandes empresarios e industriales de este país salgan de su zona de confort, es mucho lo que está en juego.Y estar atentos y despertar de esa vana idea de que Colombia es distinta, no, Colombia no es distinta, Colombia es igual a Bolivia, Ecuador, Venezuela y puede caer en las terribles garras del Socialismo del Siglo XXI.
Hay que realizar un encuentro mundial en Bogotá con los partidos políticos afines a la centro derecha: Trump, Bolsonaro, los presidentes de Austria, República Checa, Francia, los presidentes de latinoamérica afines a la derecha, el nuevo presidente de Uruguay, el Presidente de Paraguay, el presidente de Chile, la OEA.
Hay que propiciar reuniones con los intelectuales, artistas y movimientos sociales afines. Pero lo que más hay que hacer es atender de manera genuina a las comunidades olvidadas de siempre. El Estado tiene que llegar y hacer presencia hasta el rincón más profundo de la patria y dejar de ser un Estado de papel.
Publicado: diciembre 10 de 2020
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