Tanto a Petro como a Claudia Nayibe López los mueve, sobre todo y ante todo, su vanidad personal y no los intereses superiores de la capital de la República.
El exterrorista de la banda criminal M-19, es un megalómano desbordado, cuya adicción al poder le ha hecho perder la perspectiva y las fronteras entre lo racional y lo irracional.
Desde que ocupó la alcaldía de Bogotá, Petro se encargó de notificar al país de su talante antidemocrático, atrabiliario, pendenciero, irrespetuoso del Estado de Derecho e incendiario.
Durante su accidentado mandato, se encargó de incrustar en el alma de los bogotanos el nefando odio de clase que degeneró en una lamentable e irremediable polarización entre los habitantes de la ciudad.
la improvisación y los bandazos, fueron regla general durante la administración de Petro. Valga recordar el carrusel de personas que pasaron por los altos cargos, impidiendo continuidad en el trazado y aplicación de las políticas públicas que necesita una ciudad del tamaño de Bogotá.
Fiel a su temperamento jactancioso, se concentró en fustigar a su sucesor Enrique Peñalosa quien asumió la administración con la misión de poner orden en la casa. Las finanzas, los proyectos, las obras públicas y los servicios como el transporte y la recolección de basuras, estaban totalmente colapsados como consecuencia de la improvisación y el desgobierno de Petro.
Fruto de un imperdonable error político del uribismo, corriente que terca e impolíticamente promovió la candidatura de una mujer inelegible e incapaz, como en efecto es la hija de Angelino Garzón, Claudia Nayibe López pudo consolidar su candidatura y sellar su victoria en las elecciones de octubre del año pasado. Un golpe demoledor para el gobierno Duque y para el Centro Democrático. Quedó demostrado que los errores en política se pagan caro.
Para las elecciones de 2019, Petro promovió la candidatura del maltratador de mujeres y documentalista de las Farc, Hollman Morris. La derrota fue aplastante.
Desde enero de este año, quedó planteada una pelea de vanidades entre Petro y Nayibe. No se sabe cuál de los dos es más petulante y atrabiliario. A ellos, no les importa la suerte de Bogotá, sino su futuro político. El uno, ubicado en la extrema izquierda neocomunista y antidemocrática íntimamente ligada con el narcotráfico y el terrorismo y la otra intentando mimetizar su verdadero talante, posando de mujer de centro, cuando las evidencias demuestran que ella es una rabiosa militante de la denominada ‘socialbacanería’. No puede olvidarse que, junto a Iván Cepeda -alias ‘Don Iván’-, León Valencia, el cuestionado exmagistrado auxiliar Iván Velásquez y alias ‘Natalia Springer’, Claudia Nayibe López lideró múltiples montajes contra el gobierno del presidente Uribe.
Petro y la López tienen ambiciones políticas y equivocadamente están construyendo su futuro electoral a punta de discursos de odio y no con propuestas y ejecutorias políticas beneficiosas para la sociedad colombiana.
Publicado: octubre 21 de 2020
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