El mal-bautizado “Plan Marshall”, no es más que una iniciativa impositiva disfrazada de reactivación económica, una socarrona reforma tributaria.
Ese es el primer mico que Claudia López introdujo en el proyecto de acuerdo que ha presentado al Concejo de Bogotá; no existe un plan de recuperación económica para la ciudad, lo que pretende, es una reforma alcabalera y abusiva.
Con el proyecto de acuerdo 315 de 2020, Claudia López busca aumentar el recaudo de impuestos, en medio de la crisis económica y social más grave que hemos enfrentado los Bogotanos en toda nuestra historia.
La nueva realidad impuesta por el Covid-19, trajo consigo que miles de empresas hayan tenido que cerrar o suspender sus actividades definitiva o temporalmente, causando la quiebra de centenares de ellas.
La quiebra empresarial ha disparado el desempleo de manera monumental; según las cifras del DANE, en Bogotá, la tasa de desempleo se ubicó en el astronómico 24,1% en agosto de 2020.
La anterior situación exigiría de parte de la alcaldesa, la adopción de medidas audaces pensadas en los bogotanos y su crisis (ayudas económicas, incentivos tributarios, racionalización de trámites burocráticos, aumento de empleo), tendientes a lograr la salvaguarda de la economía de los ciudadanos; contrario a ello, la propuesta de Claudia es aumentar impuestos.
El aumento de impuestos propuesto por Claudia López es tan gravoso y desconsiderado para con los bogotanos que ¡pretendía aumentarle a los estratos 1, 2 y 3 el impuesto predial hasta un 450 por ciento!
Ese era un segundo mico del plan alcabalero de Claudia; una vez que denuncié semejante despropósito, la alcaldesa tuvo que echarse para atrás, no sin antes enviar a la horda mediática y a su secretario de hacienda, a trabajar en los medios para tildar de falso el orangután con el que pretendía meterle la mano al bolsillo a millones de bogotanos.
Pese a ello, logramos que se introduzca un parágrafo que asegura que no subirán los prediales a los estratos 1, 2 y 3: mico cazado.
La Reforma Tributaria de Claudia arremete en contra de varios sectores económicos a los que pretende gravar con nuevos impuestos; son ellos, los de las telecomunicaciones, la construcción y las farmacéuticas.
Todos estos prestadores de servicios terminarán encareciendo sus precios a los usuarios finales si se aprueba el nefasto plan de Claudia, generando además, la ausencia de estímulo para generar empleo, cuando más lo necesitamos.
En vez de reactivación, Claudia está castigando a los bogotanos golpeados por la crisis; la pretensión de la alcaldesa es aumentarles el impuesto de industria y comercio de manera progresiva, durante los próximos cinco años a esos renglones económicos, con la peregrina excusa de que son a los que mejor les ha ido en la Pandemia.
La idea de Claudia López causará que usar alcohol, gel, desinfectantes o jabones para prevenir el covid, sea más caro para los bogotanos por cuenta de los impuestos que busca aumentar. Otro tanto ocurrirá con los servicios de Internet, que han sido esenciales en medio de la Pandemia y en cuanto a la construcción, el mayor empleador de todos; gravarla más, implica que produzca menos empleos en medio de la cifra más alta de desempleo de la historia en Bogotá.
No contenta con lo anterior, a las plataformas de internet que hacen domicilios, también les piensa aumentar los impuestos; de nuevo, los argumentos de Claudia son disparatados, están por fuera de cualquier lógica fiscal y están pensados en el marketing y no en la responsabilidad de las finanzas públicas: la administración fundamenta su propuesta en que los domiciliarios ocupan espacio público y causan congestión; la excusa es peregrina, el látigo de los impuestos no se puede usar para castigar conductas que, más tienen que ver con el orden social que con la prestación de un servicio.
Con los impuestos que contempla la reforma tributaria de Claudia, resultarán más costosas las transacciones del comercio digital, en las que hay miles de emprendimientos de jóvenes bogotanos que se han adaptado a las nuevas realidades y que luchan día a día para sobrevivir en medio del desempleo y la pobreza.
También se verán afectados los millones de bogotanos que utilizan el comercio electrónico para adquisición de bienes a domicilio porque a los precios finales se agregarán los nuevos impuestos; todo porque a Claudia, en vez de buscar recuperar la economía de la ciudad, le dio por llenar las arcas distritales a punta de impuestos en medio de la crisis más grande que hayamos vivido.
Por eso me opongo a la reforma tributaria de la Alcaldesa, porque no puede engañar a los bogotanos diciéndoles que va a reactivar la economía, mientras lo que hace es vaciarles los – ya de por si, exiguos – bolsillos, para llenar las arcas del distrito y gastar esa plata como parte de su estrategia política futura.
Anuncio mi oposición al incremento de los impuestos porque si desangramos a los sectores que sostienen la economía, causamos más bogotanos desempleados, castigamos a los consumidores, no reactivamos la economía y simplemente, estamos entregándole más recursos a Claudia López para sus fines y los de su equipo político.
Seguiré pues, cazando y denunciando los micos de Claudia para defender la economía de los bogotanos.
CODA: Aspiro a que mis colegas en el concejo escuchen a los bogotanos, más allá de a la aplanadora política de las mayorías, montada por la que prometió acabar con la politiquería y resultó la más ducha en la tarea de comprar conciencias.
Publicado: octubre 4 de 2020
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