¿A dónde van los jóvenes profesionales, llenos de expectativas, de sueños, de vida y con grandes esperanzas por construir país? si con frecuencia se encuentran con barreras laborales y financieras que retrasan las oportunidades de crecimiento, rivalizan con sus proyectos de vida y deterioran incluso su autoestima, socavando una espiral de pérdida de emoción y compromiso por salir adelante.
La realidad de empleo para jóvenes tiene dos caras, por un lado, el compromiso del Estado a través de políticas laborales que permitan mayor inclusión laboral, mejores escenarios de desarrollo profesional y una estabilidad de largo plazo, en la otra cara, están las barreras de entrada al primer empleo, a una asignación salarial justa a sus competencias y a la motivación por el ahorro y la inversión de largo plazo.
Lo primero con lo que se encuentran es con una realidad de un sistema general de precios que les impide tomar decisiones de consumo asociadas a su bienestar, por mas eficientes que sean los jóvenes en su proyección de gasto, están limitados a conseguir más allá de lo necesario para empezar una vida. Lo segundo, hay un mercado laboral cargado de competencia y en algunos escenarios, de sobre oferta de capital humano, en tercer lugar, las empresas nunca serán tantas para aprovechar el potencial de los jóvenes que les permita ser parte fundamental de la organización, en cuarto lugar, los jóvenes tienen otros gustos y formas de trabajar, ya esta obsoleto el viejo modelo de “consigue un salario para vivir bien” ahora el modelo es, “emprender en lugar de depender”
Sin embargo, siempre volvemos al mismo circulo vicioso, en ausencia de una política laboral efectiva que vincule a los jóvenes al mercado laboral, se aplica la máxima de: “alto nivel de especialización para trabajar” pero además de la especialización relativa, se requiere experiencia, así que muchos jóvenes que se han especializado, que cumplen las competencias, tienen que desplazar su conocimiento a otros entornos laborales donde terminan agotando sus expectativas profesionales, por tanto, para emprender se necesita trabajar, pero para trabajar se necesita la experiencia.
Visto de este modo, el empleo para los jóvenes es una fuente inimaginable que funciona como catalizador de la economía, saliéndonos de los esquemas y sin mencionar los modelos de mercado laboral, en términos microeconómicos, la restricción presupuestaria de los jóvenes es cada vez mayor al enfrentarse a un mercado laboral que padece sobre valoración de las barreras de entrada. De ahí que, a pesar de que la curva de aprendizaje puede ser o no costosa para la empresa, esta última, debe tener en cuenta que tiene en sus manos a un profesional calificado.
Las barreras de entrada pueden eliminarse a través de una buena política laboral para los jóvenes y esto implica que haya incentivos para su contratación, así como garantías para su desarrollo profesional, en segundo lugar, las universidades pueden mejorar la formación para el mercado laboral como para el emprendimiento, fortalecer la relación entre aptitudes y actitudes en sus estudiantes.
No siempre es la legislación la que tiene las respuestas a todo, la empresa y la academia deben volverse una sola, romper el paradigma entre teoría y práctica y dejar de ver el mercado laboral como un “modelo” el punto es, que, si lo jóvenes pierden el interés por trabajar o por emprender, estaríamos aportando a las bases de una generación desalentada. Aunque también el esfuerzo debe darse por parte de los jóvenes, sin lugar a duda ahora nos enfrentamos a los “ninis” jóvenes llenos de vida que ni trabajan ni estudian, ni hacen nada. Por ende, mejorar las condiciones de acceso al mercado laboral para los jóvenes implica que estos también estén dispuestos a mejorar su percepción sobre los compromisos laborales.
Basarnos solamente en la legislación, seria quedarnos con una sola cara de la moneda, universidades y empresa pueden hacer mucho por lo jóvenes, al tiempo que se construye la política laboral, también hay que superar los vicios subjetivos de analizar a profundizad viejos modelos laborales que ya no se aplican a la realidad.
El compromiso: sacar a los jóvenes adelante, en especial los que se enfrentan a su primer empleo, darles la mano es mejorar el futuro del país, hay que pasar de lo teórico a lo práctico, pero ojo los viejos también importan hay que tener cuidado de no abrir una brecha laboral gigantesca entre unos y otros.
Publicado: octubre 8 de 2020
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