No hay nada más incoherente que un mamerto, de hecho esa falta de coherencia a dado al traste con sus posibilidades de acceder al poder, porque no hay cosa que castigue más un elector que la falta de ella.
Por ejemplo, arman una alharaca porque asesinan a líderes regionales, que en el 95% de los casos, están involucrados con narcomafias. Pero no dicen nada cuando las Farc asesina a promisorios estudiantes de geología, esas si personas valiosas.
Si la “mamertologia” tuviera más sindéresis tal vez estuvieran sentados hace rato en el solio de Bolívar, porque la verdad es que recogen las voces de muchos inconformes en un país lleno de ellos, dada la consuetudinaria iniquidad existente.
Entonces van perdiendo sus electores a medida que avanzan en su cháchara, por la falta de un discurso congruente.
El “mamertismo” como referencia a los miembros simpatizantes del Partido Comunista Colombiano (PCC), nace en Colombia como una mamadera de gallo. Un día frio en la Bogotá de 1960, Jorge Child, intelectual bogotano, quien fuera asesor de Fidel Castro Ruz, casado con la excelsa pintora cartagenera Cecilia Porras, en un congreso del MRL (Movimiento Revolucionario Liberal), fundado por Alfonso López Michelsen, Ramiro de la Espriella, Felipe Salazar y otros líderes de izquierda. En el marco de esa reunión, el PCC amenaza con retirarse de la línea blanda del movimiento MRL.
Entonces dijo Child en un discurso memorable como jocoso: ”Que se vayan los Gilbertos, los Filibertos, Albertos y demás mamertos, refiriéndose con sorna a Gilberto Vieira, Alberto Upegui, Filiberto Barrera, jefes comunistas declarados de línea dura prosoviética. De allí en adelante se convirtió en un apodo para los izquierdista irreflexivos, los que hoy, dados los defectos que aun tiene la democracia, persisten.
¿Pero qué es un mamerto? Mamerto puede ser un texto largo y dificultoso, una galimatías como por ejemplo el acuerdo de La Habana. Además el que nunca leerían, como si prefieren embeberse en las páginas deportivas de los periódicos, y algunos andan hipnotizados en el “pan y circo” que es el fútbol.
El mamerto es aquel que le gusta llevar la contraria y encuentra peros en todo. Y que a la larga lo que lleva adentro es un gran rencor, que se les quita con una buena cuenta bancaria.
La mayoría militan en algún grupo de izquierda o se portan de forma tal, para que sean considerados izquierdosos. Ellos son los que condenan los TLC, el presupuesto para la guerra, la justicia penal militar, los organismos internacionales de crédito, o la privatización.
Y si apoyan los cultivos de coca y la ideología de género. Son los que pregonan “arribas los pobres”, cuando lo necesario es que los que están abajo suban y no los que están arriba bajen. Y para rematar no gustan del son y el guaguancó sino que se desbaratan con la insoportable Trova Cubana.
Publicado: octubre 15 de 2020
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