Raya con la corrupción que Claudia López quiera gastar $5.300 millones para pintar de verde los buses del Sitp. Un capricho sin fundamento técnico que solo saciará su ego. Lo peor, es que lo pretende hacer mientras le solicita al Concejo la aprobación del cupo de endeudamiento más alto en la historia de la ciudad. ¿Se derrocharán también esos recursos?
Vamos por partes. En primer lugar, la administración Peñalosa en diciembre de 2019 compró 701 buses con tecnología Euro VI de bajas emisiones, gracias a lo cual la ciudad terminará siendo la capital latinoamericana con la flota de transporte público más ambientemente amigable, dado que en total serán 1.277 buses de esta naturaleza los que rodarán por las calles.
De estos, 583 deben entrar en operación este año y, de hecho, 371 ya llegaron al País desde hace varios meses. Lógicamente, las órdenes de compra de los automóviles se hicieron al fabricante para que cumpliera las especificaciones técnicas del Sitp, dentro de las que se encuentra la pintura azul que ha tenido el sistema desde el inicio de su operación hace ocho años.
Hasta ahí, todo normal. Sin embargo, la inexplicable decisión del Distrito de cambiar el color de estos buses de azul a verde ha traído dos problemas iniciales. El primero, esos 371 buses llevan varios meses estacionados en un parqueadero sin uso alguno. Es decir, la alcaldesa que tanto se jacta de defender el medio ambiente detuvo la entrada en operación de una flota ambientalmente amigable que reducirá los niveles de contaminación de la ciudad por el simple hecho de no ser del color de su partido político.
El segundo, el cambio de color de los buses le costará a la ciudad $5.300 millones, dado que el valor por unidad asciende a $9 millones. Y aunque el Gerente de Transmilenio pretenda apagar el incendio afirmando que los recursos para la pintura los pondrá Codensa y no el Distrito, lo cierto es que Bogotá es socia de esa empresa, razón por la que serán los contribuyentes quienes indirectamente asuman ese valor.
Ahora bien, la gran pregunta que origina esta discusión es saber con qué criterio Claudia López está ejecutando los recursos de los bogotanos, dado que no es la primera vez que en su administración se derrochan recursos de manera abierta.
Recordemos, por ejemplo, que el Secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez, contrató al fotógrafo del Presidente Santos por un valor de $10 millones mensuales. Sí, 10 millones por tomar fotos, una cifra a la que no llegan la mayoría de profesionales con posgrado en el País. Además, no es un aspecto menor la indagación preliminar que abrió la Contraloría por los sobrecostos en el improvisado hospital de Corferias que ascenderían hasta un 81%.
Gastos extravagantes que se solo se asemejan a los $602 millones en cortinas y $15 millones en almendras que contrató Presidencia durante la administración Santos.
Y para ponerle la cereza al postre, mientras todo esto sucede el Distrito está pidiendo la aprobación de un cupo de endeudamiento de $10.8 billones al Concejo, monto que equivale al 51.2% del Presupuesto del 2020, el 9.2% del Plan de Inversiones 2020-2024 y es 500% más alto que la precaria asignación de $1.8 billones que hará esta administración en seguridad durante los próximos cuatro años.
Es cierto que la situación fiscal del Distrito no la mejor, más aún cuando a raíz de la pandemia se prevé que el recaudo disminuya $1 billón anual. No obstante, este alto endeudamiento comprometerá los recursos de las próximas generaciones de bogotanos y ciertamente el nivel de derroche que se está viendo en las altas posiciones de la Alcaldía no son la mejor carta de presentación para aprobar esa solicitud.
Ojalá que desde el Concejo no solamente se logre detener la absurda y arrogante orden de pintar sin ningún tipo de necesidad técnica los buses del Sitp, sino que también se reconsidere la aprobación de tan abultado cupo de endeudamiento. Lo último que necesita la ciudad es terminar pagando durante las próximas décadas los costosos caprichos de la presente administración.
Publicado: octubre 14 de 2020
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