Cuando en la constituyente del año 91 se incluyo la elección popular de alcaldes y gobernadores se pensó que esta ayudaría a descentralizar las regiones y a darles mas autonomía, lo que nunca creo se pensó fue diferenciar entre entes territoriales dependiendo de su tamaño y sus ingresos propios, funciona muy diferente una gran ciudad a un municipio pequeño.
La gran mayoría de los municipios y gobernaciones no tienen autonomía financiera, dependen en gran parte de las transferencias y recursos que la nación manda, las diferencias conceptuales e ideológicas se disipan por la necesidad de recursos. Cualquier obra importante necesita del concurso y apoyo del gobierno central para llevarlas a cabo.
La mayoría de los alcaldes de municipios de quinta y sexta categoría que son los más pequeños pasan más tiempo haciendo fila en la gobernación de turno para conseguir recursos que en su propio municipio gobernando, de hecho, en Cundinamarca ya es institucional que todos los alcaldes de los 116 municipios están los martes en la gobernación buscando recursos y ayudas.
Lo que adicionalmente no tuvo en cuenta el constituyente era el poder local que podrían llegar a tener estos gobernantes, poder que se exacerba a medida que le municipio es mas pequeño y pobre, esto se debe a que en estos municipios el gobierno municipal es el mayor empleador, muchas veces el único, entonces de este depende prácticamente todo.
Políticamente también hay grandes inconvenientes, es común ver el mal trato que el alcalde de turno da a los perdedores en las elecciones, fuera que los recursos son pocos se manejan favoreciendo a sus electores y se deja por fuera de ayudas a las personas y hasta veredas que fueron contradictores, he visto casos que han llegado al extremo de no prestar la maquinaria amarilla para arreglos de vías en las veredas donde no ganaron. El tema de pesos y contrapesos casi nunca es viable en estos municipios, por lo general el alcalde tiene mayoría en el concejo.
Dado todo lo anterior es importante que los planes de desarrollo de los municipios sean mirados con lupa, y se les haga el seguimiento respectivo, lo mismo los contratos y compras ya que por ahí pueden estar devolviendo los favores de su elección, no puede un país como Colombia con recursos limitados dejar la puerta abierta para que se malgasten los recursos y que la corrupción camine rampante por los municipios más pobres.
Dentro de todas las reformas que necesitamos en el país también se necesita una que re defina la relación entre los diferentes entes territoriales para que sea mas armónica y puedan remar para el mismo lado, el sistema general de transferencias debe darle mas autonomía a las regiones pero también debe mirar de que manera los recursos sean utilizados para el bien general y no solamente para su parche, en el momento que estos gobernantes son elegidos deberían dejar de ser de un partido y convertirse en el dirigente de todos los ciudadanos.
La pandemia nos mostro el poder que pueden llegar a tener los alcaldes y gobernadores y de lo que son capaces de hacer con esa autonomía, pico y cedula, cuarentenas, pico y placa y toques de queda fueron temas que manejaron a su antojo, muchos parecían más dictadores de república bananera que gobernantes de un ente territorial.
Publicado: septiembre 21 de 2020
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