La alerta lanzada por el expresidente Álvaro Uribe Vélez sobre los peligros que acechan a la democracia colombiana en el año 2022 por cuenta del populismo radical, son un hecho en Magdalena desde hace nueves meses y están mucho más acentuados en Santa Marta desde hace una década.
El arte de vender mentiras es pan de cada día del populismo radical que dirige los destinos de la ciudad desde el 2012 y que, desde enero pasado, se encuentran instalados en el Palacio Tayrona (sede del gobierno departamental). Ellos son unos maestros en el lavado de cerebro.
Los samarios y magdalenenses hemos sido víctimas de un salvaje ataque a nuestro punto más débil: la complejidad de nuestras mentes. Inculcando odio, reproduciendo resentimiento y promoviendo la división; la izquierda del territorio ha conseguido que seamos enemigos unos de otros.
En cabeza de una organización que todos en Magdalena ya identificamos como el ‘Clan Caicedo’ y que ustedes, a partir de hoy, me verán mencionar en muchos episodios donde analizaremos más temas; usan el miedo para hacerle sentir a la ciudadanía que están rodeados de enemigos.
El caicedismo, cuyo origen está en la caterva del Ejército de Liberación Nacional y que tiene ‘sociedad política’ con el hampa que representan las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, nos han saturado tanto de propaganda, que es casi imposible reconocer la verdad.
Aquí no es un anuncio sino un hecho que están intentando destruir la empresa privada justificándose en la equidad, que están empujando hacia el abismo a la economía argumentando bienestar social y que están aterrorizando a la justicia planteando que es ilegítima para procesarlos.
A los samarios y magdalenenses nos vienen manipulando desde hace rato. La única verdad indiscutible es la que los populistas se han esforzado por hacernos creer. Nuestro poder de razonamiento fue contaminado por la perversión que nos llevó a adoptar opiniones que no son nuestras.
Cuando el presidente Álvaro Uribe Vélez dijo: ¡ojo con el 2022!, en Magdalena teníamos inflamados los dos de todos los absurdos que nos han hecho ver y las atrocidades que persiguen hacernos cometer entre nosotros. ¡Proteger la democracia local se volvió asunto de vida o muerte!
En estas primeras líneas, me tomé la licencia de debutar en ‘Los Irreverentes’, echándole mano a la sindéresis política que he acumulado a lo largo de los años para darle un contexto real a los lectores y juzgar rectamente que Magdalena está en manos de gente peligrosa.
Parafraseando el título del libro escrito por Anthony McCarten, cuyo contenido fue recogido en una película de Joe Wright; estas son ‘Las horas más oscuras del Magdalena’ porque quienes defendemos la democracia local, estamos padeciendo el fuego fascista de Carlos Caicedo.
Publicado: octubre 1 de 2020
5