Históricamente pocos gremios le han aportado tanto a la dinamización de la economía colombiana como el sector ganadero. Desde tiempos inmemoriales, cuando los caminos no eran caminos sino picas de mula, el ganado era llevado durante días, semanas y hasta meses, desde los rincones más apartados de la Patria, hasta los principales municipios y capitales del país, para ser comercializado, y llevado al consumidor final.
No ha sido poca la lucha de los ganaderos para mantenerse vigentes en uno de los sectores que, siendo pilar de desarrollo, ha sido también perseguido, estigmatizado, y que ha sufrido los embates tanto de la delincuencia común, como de todos los actores del conflicto armado, que, durante años, mediante el abigeato, la extorsión y el desplazamiento, hicieron de la ganadería una actividad difícil y peligrosa.
Tan así que este 30 de septiembre, cuando acabamos de celebrar el Día del Ganadero, recordamos que esta fecha se instituyó como conmemoración del vil asesinato de que fuera víctima el ganadero, José Raimundo Sojo Zambrano, quien fuera un destacado dirigente gremial, y ex Senador de la República, a quien las FARC le cobraron el haber trabajado para hacer de la ganadería un gremio más productivo, y menos dejado a su suerte durante años por parte del Estado.
Pero hablemos de las cosas buenas, y rindamos un homenaje a esos colombianos que desde entonces y hasta hoy, siguen trabajando de sol a sol, enfrentando lastres como la brucelosis, la fiebre aftosa, y otros males que en su momento ensombrecieron el panorama, pero que han sido superados gracias al trabajo mancomunado de los ganaderos que, de la mano de las autoridades sanitarias, han hecho un esfuerzo casi sobre humano para lograr que pese a la pérdida del estatus sanitario y el cierre de algunos mercados, el sector ganadero no solo mantuvo sus ventas internas, sino que logró el más importante reconocimiento internacional al ser declarado País libre de aftosa, incrementando de paso su presencia el mercados internacionales al punto que en 2019, Colombia exportó más 86 mil cabezas de ganado en pie, y más de 18 mil toneladas de carne.
Gran protagonismo ha tenido la Orinoquía en el crecimiento del sector, siendo hoy el mayor productor de ganado con cerca de siete millones de cabezas. Solo en el Meta, departamento que ya se acerca a ser el segundo mayor productor del país, hay un inventario estimado de 2 millones 157 mil cabezas de ganado, y esto por supuesto muestra el fortalecimiento del sector ganadero regional, y permite que hoy, gracias también al trabajo diplomático sanitario del Ministerio de Agricultura, el ganado colombiano llegue a mercados como los de Rusia, Emiratos Árabes, Egipto, Jordania, Líbano, Libia, Hong Kong y Vietnam entre otros.
Todos estos logros se deben a una palabra que suele identificar al grueso de los agricultores y ganaderos colombianos; resiliencia. Insistir a pesar de la adversidad.
En el Meta, por ejemplo, la extorsión sigue siendo un fenómeno que impacta negativamente no solo a la ganadería, sino que es transversal a todo el sector agrícola. Las mal llamadas disidencias al mando de Gentil Duarte, pretenden instaurar nuevamente prácticas como el abigeato y el cobro de vacunas, sin embargo, hay que destacar que las autoridades trabajan para contrarrestar este flagelo.
Pese a todo esto, y a la crisis originada por la pandemia, es tan fuerte el sector, que solo el Meta surte alrededor del 62 por ciento del consumo de la capital del país, que, de hecho, con cerca de un 40 por ciento, es el principal consumidor de carne del país y eso muestra el compromiso gremial de FEDEGÁN, el INVIMA, y el Comité de Ganaderos del Meta, que le han apostado a trabajar de la mano de los ganaderos, buscando la transformación y tecnificación en el trabajo de la ganadería.
Todavía nos falta mucho, eso es claro. La falta de vías terciarias, y de créditos flexibles por parte de la banca privada, complican el panorama en materia de producción y transporte. Hay muchas mejoras que deben hacerse, y que tienen que ver con una mayor trazabilidad para llegar a conquistar más mercados internacionales, más apoyo en los costos de producción, y otros factores que hagan más dinámico el comercio de la ganadería. Pero el compromiso y reitero, la resiliencia por parte de todos y cada uno de los ganaderos de nuestra región y del país sigue intacto.
Por eso hoy quiero rendir un sentido homenaje a los ganaderos, expresándoles mi cariño, mi admiración, y mi compromiso de seguir trabajando de su mano, para seguir haciendo de este noble oficio, una fuente de empleo y desarrollo económico para el país. Un saludo a todos ustedes, y en especial a mi ganadero favorito, don Eduardo Arias, mi papá.
Publicado: octubre 1 de 2020
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