Cuando Claudia López asumió la alcaldía de Bogotá, decidí darle un compás de espera para que dejase atrás a la candidata y se dedicase a gobernar; ocho meses después, vemos a la misma pendenciera, ahora con el poder y el presupuesto del gobierno, usándolo como trampolín político.
En vano creímos que una vez electa, Claudia actuaría como gobernante y confiamos en que podría tener voluntad de construir sobre lo construido; hoy, observamos con miedo, que la Claudia López que el País conoció como congresista y como candidata, sigue siendo la misma: la que divide, la que atropella, la que echa culpas sin sentido, la que actúa sin pensar en el bien general de la ciudad, la que busca generar titulares, clicks y cortinas de humo.
Lamentablemente, Claudia López no entendió que su papel como alcaldesa es gobernar para todos; su agenda se ha concentrado en graduar de contrincante al Gobierno nacional para llenar la agenda de la opinión pública con “show” y evitar un análisis profundo de su mal gobierno.
Claudia no ha querido entender que Bogotá tiene miedo porque a nuestros ciclistas los están asesinando mientras se movilizan por la ciudad, porque ya no estamos seguros en la casa ni en la calle, porque los delincuentes hacen de las suyas mientras la alcaldesa mira para otro lado y Hugo Acero, su secretario de seguridad, dice que la inseguridad es pura percepción o se refugia en las cifras engañosas de la supuesta disminución de delitos mientras la ciudad estaba encerrada por cuenta de la Pandemia; sin embargo, lo único claro es que los delitos y los delincuentes migraron: ahora atacan en las bicirutas, hacen tomas de edificios para atracar en masa … la delincuencia se adapta y la secretaría de seguridad se anquilosa.
Bogotá tiene miedo porque tiene hambre y tiene hambre porque, por cuenta de las erráticas decisiones de Claudia López en medio de la Pandemia, las cifras de desempleo en la capital están por encima del porcentaje de desempleo del País y Claudia hace lo que sabe hacer: culpar al gobierno nacional de ello pero no ejecuta soluciones.
Mientras la alcaldesa pensaba en titulares con el pico y genero, con los cierres sectorizados, con la camorra que le armó a Corabastos, con el trato discriminatorio a los comerciantes, con su arremetida en contra de los días sin IVA, etc., en Bogotá se perdieron millones de empleos, cientos de miles más que en el resto del País.
Bogotá tiene miedo porque los comerciantes están quebrados, los informales no tienen con qué llevar comida a sus casas ¿la solución que nos propone Claudia? : más titulares sin sentido; radicó (mal, por cierto) una disfrazada reforma tributaria y la vendió mal-apodándola “Plan Marshall”.
El tal Plan Marshall sube los impuestos a los bogotanos, grava las pocas actividades que crecieron en la Pandemia como los domicilios y todo aquello mueve la economía a través del comercio electrónico.
Ese regresivo proyecto fue presentado a destiempo por el Gobierno de Claudia y por esa razón tuvo que retirarlo; eso si, lo hizo sabiendo lo que sabe hacer: culpando a Carlos Fernando Galán de su hundimiento; la única responsable no es otra que la torpeza del secretario de Gobierno, el inefable Ernesto Gómez, a quien ni en el propio gabinete soportan por cuenta de su egolatría y afán de robar cámara; por cierto: ¿qué campaña andará montando?
Bogotá tiene miedo porque Claudia López ha radicado, con la precaución de haberlo hecho para que tan solo haya un día de debate, un cupo que endeuda a la ciudad por 11 billones de pesos.
Este endeudamiento que está buscando la alcaldesa es el más alto que se haya pretendido en toda la historia de Bogotá y la ciudad tiene miedo porque con las mayorías políticas que ha construido, la otrora “independiente” Claudia López, estamos a punto de que su maquinaria le gire un cheque en blanco que dejará a la ciudad endeudada por décadas, sin que haya habido estudio, debate o explicación de semejante deuda.
Bogotá tiene miedo porque en el gobierno Distrital hay politiquería, Claudia López llegó a repartir los puestos y la contratación con claras intenciones de hacer de Bogotá un trampolín para las elecciones al congreso y a la presidencia del 2022, en manos de Claudia López, Bogotá es un aparato dedicado a conseguir la presidencia y no una administración para los bogotanos que hoy, tenemos miedo.
Publicado: septiembre 6 de 2020
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