Pocas cosas me enervan más que oír a elitistas despotricando de la gente pobre que “sale a esparcir el virus” mientras ellos se quedan juiciosos encerrados en su apto de 350 metros viendo Netflix y poniendo fotos de #QuedateEnCasa en Instagram. Me produce mucho mal genio ver que muchos no entiendan que la gran mayoría de la gente que viola la cuarentena en Colombia no lo hace por joder, sino porque no tiene otra opción. Para la mayoría de los trabajadores informales de Colombia el dilema es salir a capotear el Covid-19 o morir de hambre.
Como argumenté en una columna anterior, Colombia cerró muy temprano, y por eso la pandemia en Colombia no va a durar 100 días como en Suecia, sino más de 200. Pero eso ya fue, para bien o para mal. De acá en adelante nos tenemos que enfocar es en la forma de salir lo más rápido posible de esta tragedia social. El DANE reportó el jueves que la tasa de desempleo urbano había subido a 24.9% en junio, comparado con el 10.7% de Junio del 2019. A nivel nacional la tasa se incrementó a 19.8%, del 9.4% de junio del 2019. Esto quiere decir que en junio del 2020 había 4.27 millones menos personas trabajando a nivel nacional comparado con junio del 2019, y en las 13 ciudades más importantes de Colombia había 2.4 millones menos de personas trabajando.
No hay “quédate en casa” que valga para mí. Me produce demasiada angustia pensar el desespero que puede estar sintiendo ese mesero de un restaurante en Usaquén que Claudia López mantiene sellado al saber que solo le quedan ahorros para alimentar a sus niños por un mes más, y que sabe que por culpa del pánico que ha esparcido la prensa, no hay poder humano que vaya a lograr que se reabran los negocios en el corto plazo, porque “el Covid va a matar a todos los colombianos”.
El “día después” de la pandemia nos va a agarrar con una economía maltrecha, y vamos a necesitar de toda la ayuda posible para poder salir lo antes posible de la tragedia. Y ahí entra la minería. No habría perdón de Dios posible si por mezquindades los colombianos, por ejemplo, le cerramos el camino al proyecto Quebradona en Antioquia, proyecto que quiere avanzar la multinacional AngloGoldAshanti. Ese proyecto debe recibir la licencia ambiental en el corto plazo, no hay excusa para que no la reciba. Es un proyecto que va a generar inmensos beneficios para la gente de Jericó, Antioquia, y Colombia en general. Entre otros, si se le da vía libre al proyecto, se generarán 550 empleos directos dignos, se incrementarán las exportaciones de Antioquia en USD $350 millones por año, se generarían regalías anuales por COP $60,000 millones, recaudo de renta de nacional adicional por COP $250,000 millones, y se generarían compras directas en la región por COP $230,000 millones.
Algunos dirán, “claro, ¡ese Bernal lo que quiere es que destruyan el medio ambiente porque estamos más pobres!”. Pues el proyecto tiene lineamientos ambientales de la legislación de Canadá, uno de los países más verdes del mundo, y que son, obviamente, más exigentes que los de Colombia. Además, la mina es subterránea, utilizaría menos del 1% del caudal del rio Cauca, no usará mercurio o cianuro, y las aguas serán tratadas antes de volver al rio. Y, por último, y quizás lo más relevante de todo, si se le da vía libre a este proyecto, el presupuesto de inversión de Jericó pasará de COP $1,700 millones por año, a COP $19,000 millones. Chichiguas, dirán los seguidores de Petro…
Publicado: agosto 4 de 2020
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