Debo empezar por decir que, a pesar de estar decepcionado de Iván Duque, sigo pensando que fue mucho mejor quedar con Duque en la Presidencia y no con Petro. No quiero ni imaginar lo que hubiera sido de Colombia con Petro en la presidencia durante la pandemia, entre otras cosas.
En el 2018 mi candidato era Rafael Nieto. El Centro Democrático escogió a Iván Duque como candidato después de unas encuestas telefónicas en las que participaron personas ajenas al CD. Esta situación dejó resquebrajados los cimientos del partido, lo que llaman “las bases”. Ese mecanismo de escogencia por medio de encuestas, en mi humilde opinión, fue errado y no reflejó el verdadero sentimiento de los que ponemos los votos y que en los sondeos en redes sociales mostraban una clara tendencia en favor de Rafael Nieto. Vimos además que la campaña de Duque contó con barras bravas que nos atacaban incluso más que las barras petristas con el ojo ciego de los dirigentes de esa campaña mientras que Rafael Nieto nos pedía mesura. De eso yo doy fe pues participé en algunas reuniones en las que Rafael fue enfático en decir que nosotros no podíamos caer en esas conductas.
Al quedar de candidato, después de la última encuesta, Iván Duque buscó el cariño de los que apoyábamos a otros precandidatos con propuestas en las que todos estábamos de acuerdo, una de ellas era acabar la JEP. Pero ya pasaron dos años y no hemos visto a Duque hacer el menos esfuerzo por cumplir esa promesa. Junto con la incumplida promesa de acabar la JEP, hay otras cosas que hacen que nos estemos desenamorando de Duque (recuerden que en junio del 2018 yo escribí una columna llamada “Todos quieren un yerno como Iván Duque”. Bueno, hoy no la escribiría).
Si bien muchos de los congresistas y demás “cabezas” del partido apoyaron a Iván Duque, también es cierto que ellos están donde están sin haber sido realmente nombrados por los que, de nuevo lo digo, ponemos los votos.
Y no solo ponemos los votos, también ponemos nuestras caras, nombres y pechos para enfrentar en la calle y en las redes sociales las arremetidas que se hacen contra el presidente, el partido, los congresistas, gobernadores, alcaldes, concejales y ediles. Nosotros somos los peones que salimos a ser sacrificados en la lucha diaria por mantener el buen nombre de los caballeros y alfiles del partido. Somos los que salimos a la calle a mojarnos con la lluvia y a quemarnos con el sol cuando hay que salir a mostrar que el uribismo sigue vivo. Y digo claramente: el uribismo. No el Duquismo, no el Macianismo, no el Holmismo ni ningún otro ismo. El Uribismo. Somos los que llenamos las calles el famoso 4 de febrero cuando dijimos “No Más FARC”. Somos los que ganamos el plebiscito del 2 de octubre. Somos los que les conseguimos esas curules a los congresistas con nuestros votos. Somos los que discutimos con nuestros familiares y amigos defendiendo el nombre de Álvaro Uribe.
Creo que llegó el momento de hacer que la “realeza” del CD escuche a los plebeyos. No queremos que venga un congresista que habla duro a los micrófonos a imponer el próximo candidato a la presidencia solo para mantener su cercanía con este o aquel. Nosotros, los que ponemos los votos para que los congresistas sigan en el congreso, los que pusimos los votos para sentar a Iván Duque en la casa de Nariño, también queremos escoger nuestro candidato. No queremos más votar por el que nos vengan a imponer congresistas que se creen las cabezas pues nosotros, los que ponemos los votos, somos el cuello y la cabeza debe mirar hacia donde el cuello le muestre.
Hoy ya son muchas voces pidiendo a Rafael Nieto. Voces que deben ser escuchadas. Queremos decirle al Presidente Uribe que votaremos por el que él diga, pero queremos decirle cuál es el que queremos que él diga.
Publicado: septiembre 1 de 2020
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