A quién se le ocurre que 300 mil hectáreas de coca son inocuas. A quién se le ocurre dejar crecer un cultivo que genera tanta violencia dada la enorme cantidad de billones de pesos que produce y que circulan con mucho poder en la ilegalidad. Se dice que en Colombia produce más de 32 billones de pesos anuales. Dinero suficiente para pervertir cualquier posición honorable que se le oponga, en una nación sin moral ni ética y con mucho desempleo.
Me pregunto qué hubiera pasado si el presidente Santos hubiese continuado con la extinción de las 42 mil hectáreas de coca que recibió de Uribe Vélez (todavía no se había prohibido el uso del glifosato, ese es un invento para complacer a las Farc), tal vez no habría coca en Colombia. Pero entonces Santos no se hubiera ganado el Nobel. Cuan costoso le ha salido al país la vanidad de un gobernante. A Santos poco le importa que el acuerdo funcione, ya él consiguió su cometido; ganar un Nobel de Paz. Nunca el comité noruego de paz le hizo tanto daño a una nación.
Entonces como en “Ilona llega la lluvia”, con la llegada de Santos llega la lluvia de la cocaína, y llueve a cantaros, y tanta, que envenena no solo a la juventud mundial sino a nuestros hijos colombianos. La tasa de incremento del consumo nacional es ya pavorosa.
Pero además como en “Ilona llega con la lluvia”, con Santos llega la prostitución del Estado. Toda su firmeza se ve en ascuas, desestabilizando las instituciones e incluso permitiendo que ONGs mundiales, como la de un tal Soros, patrocinen esta debacle.
Santos como Maqroll el Gaviero son hombres sin patria, les importa un bledo todo, en Maqroll su patria es un burdel, en Santos la patria es su ego y su vestido de paño inglés. Santos donde este, debe estar riéndose a carcajadas, por lo que logro hacerle a las instituciones colombianas.
Dejar crecer el narcotráfico es como poner un plasta de heces fecales en la sala de la casa. Todo hiede y su hedor nauseabundo llega a todos los rincones de la casa y contamina el ambiente.
Pero lo peligroso no es solo que se produzca 1500 toneladas de cocaína, sino que su ganancia quede en manos de delincuentes, cuya única formación ética es el delito. Existe la “ética del delito”, somos perfectos para ser delincuentes.
Ninguna sociedad es tan propensa al delito como la colombiana. De hecho la instauración del narcotráfico en suelo colombiano (aquí no había sembrados extensos de coca, como si los había en el Valle de Huallaga en Perú o en Bolivia) se da en Colombia y no en otro país porque al colombiano le gusta lo ilegal, es propenso a lo ilícito, y porque delinquir no necesita preparación ni academia, solo estar dispuesto hacer lo indebido. Y porque Colombia fue siempre un país con justicia débil (más que ningún país latinoamericano).
Para la muestra el caso Odebrecht; caen presidentes en Perú pero en Colombia no pasa nada.
Publicado: agosto 27 de 2020
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