Las consecuencias económicas de la pandemia han atacado el mundo entero, causando una desaceleración que no se veía desde la segunda guerra mundial, por esto no sorprende que el coronavirus haya acabado de tajo con el crecimiento económico que se venía sosteniendo en Colombia, incluso con cifras muy superiores a los demás paises de la región.
Lo cierto es que el cierre de la economía para proteger la salud y la vida, ha generado una disminución en los ingresos de todos. A esto se le suma la falta de confianza en el consumidor que le da miedo ser contagiado o que no quiere gastar sus ahorros o ingresos. Todo lo anterior viene afectando a un número importante de la población, entre ellos trabajadores vinculados o independientes, emprendedores, micro, pequeños y medianos empresarios, quiénes hoy viven inmersos en la penumbra de la incertidumbre, a pesar del plan de reapertura economica que hoy, de manera acertada implementa nuestro país.
Colombia ha luchado por años por la construcción y la consolidación de una clase media mucho más grande, objetivo que se venía cumpliendo. El paso paulatino de millones de colombianos desde la pobreza a la clase media nos permitía ver con esperanza la posibilidad de constuir un país con mejores condiciones sociales. La tragedia del coronavirus le puso el freno de mano a esta lucha, convirtiendose en el mayor destructor de riqueza en mucho tiempo, pero sobretodo, el causante del empujón hacia atrás más fuerte en términos de avance social.
Lo cierto es que como país hemos tenido la responsabilidad de proteger de manera decidida a las clases sociales que más lo necesitan. Somos conscientes que todos los esfuerzos por importantes que sean, son insuficientes ante la pobreza extrema que sufren miles de colombianos. Sin embargo, con la detención de la economía, las dificultades que atraviesa la empresa privada y por consiguiente, la fractura del mercado laboral, ha surgido una nueva cantidad de personas que también se encuentran en un alto grado de vulnerabilidad. Cada día mueren nuevas empresas y con ellas no solo los sueños de sus accionistas, sino también el de ese ejercito de hombres y mujeres trabajadoras incansables, que como la mayoría de los colombianos, veían en esas empresas la manera de trazar su futuro para alcanzar sus metas.
Todos estos nuevos desempleados, entre ellos tambien muchos independientes, empresarios y trabajadores sin empresa, son un grupo con un grado de vulnerabilidad tal que no puede dejarse desprotegido por más tiempo. Son personas que por sus ingresos y grado de formalidad no disponen de las ayudas del estado, pero tampoco tienen la capacidad de afrontar una cuarentena sostenida o la cris económica causada por ella. Ellos con desolación miran el abismo hacia la pobreza y el vértigo es cada vez mayor.
Llegó el momento que desde el gobierno nacional, los gobiernos locales, los gremios, las cámaras de comercio, se genere un plan integral agresivo que permita salvar a miles de empresas y a sus trabajadores. Sólo así se podrá evitar o al menos mitigar, los terribles efectos sociales que el Covid-19 y sus impactos a la economía han generado. Parémosle-Bolas y evitemos que estos nuevos vulnerables caigan en situación de pobreza.
Publicado: julio 14 de 2020
3.5