El tratado de extradición entre Colombia y los Estados Unidos, suscrito en septiembre de 1979, se ha convertido en una de las herramientas más eficaces para la lucha contra el crimen organizado.
Aquel tratado, que se convirtió en el objetivo del narcoterrorismo en los años 80, sobrevivió a las bombas y a los embates jurídicos de los delincuentes.
Desde su firma, el tratado permaneció en una gaveta hasta comienzos de enero de 1985, cuando el entonces presidente de Colombia, Belisario Betancur firmó la orden de extradición del dirigente deportivo antioqueño Hernán Botero quien había sido acusado por una corte de Miami-Dade por el lavado de varias decenas de millones de dólares.
Pero la “inauguración” oficial de esa herramienta de cooperación judicial, diseñada para luchar contra el narcotráfico, se produjo con el envío de Carlos Lehder en febrero de 1987.
Después de 33 años en prisión, el capo fue recientemente liberado contra todo pronóstico, pues en su momento fue sentenciado a cadena perpetua más 135 años de cárcel.
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Los constituyentes de 1991 prohibieron la extradición de ciudadanos colombianos. Aquella fue una victoria del narcotráfico que, luego se vino a saber, sobornó a un importante grupo de integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente para que votaran a favor de sus intereses.
Por presión del gobierno de los Estados Unidos, en 1997 el congreso colombiano aprobó una reforma constitucional para permitir -sin retroactividad- la extradición de colombianos.
Miles de delincuentes -la mayoría narcotraficantes y terroristas-, han sido entregados a las justicias de otros países para que respondan por los delitos cometidos en ultramar. En la madrugada del 13 de mayo de 2008, el gobierno del presidente Uribe ordenó la entrega de un grupo de jefes de las desmovilizadas Autodefensas Unidas de Colombia, reclamados por distintas cortes de los Estados Unidos.
Después de 12 años de aquella extradición, bien vale la pena revisar cuál fue la suerte de ellos.
Con información proveída por la Oficina Federal de Prisiones, se pudo determinar que muchos -la inmensa mayoría- de los que fueron extraditados, ya recuperaron la libertad.
Algunos de ellos, como Hernán Giraldo Serna y su sobrino Nodier Giraldo, aparecen como puestos en libertad el 14 de mayo de 2018, un día después de su extradición.
Otros, permanecieron algunos años tras las rejas, como Juan Carlos El Tuso Sierra (liberado el 14 de marzo de 2013); Francisco Javier Zuluaga Lindo, alias Gordo Lindo (liberado el 23 de enero de 2018 y deportado a Colombia a las pocas semanas); Guillermo Pérez Alzate, alias Pablo Sevillano (liberado el 9 de junio de 2016) y Diego Alberto Arroyave (liberado el 7 de marzo de 2013).
Salvatore Mancuso Gómez, uno de los principales jefes de las AUC, fue puesto en libertad el pasado 27 de marzo de 2020 y aún no se sabe cuál será su suerte, pues puede terminar siendo deportado a Colombia o enviado hacia Italia, país del que también es ciudadano.
Los que continúan en la cárcel
Rodrigo Tovar Pupo, conocido con el alias de Jorge 40 o Papá Tovar recuperará la libertad el próximo 6 de septiembre. Mientras tanto, termina de cumplir su sentencia en la cárcel de baja seguridad de Allenwood en el estado de Pennsylvania.
Prisión en la que se encuentra «Jorge 40»
Otro de los “históricos” del paramilitarismo que continúa tras las rejas es Ramiro Vanoy Murillo, alias Cuco. Vanoy, que empezó en el crimen organizado traficando de la mano de Pablo Escobar en los años 80 del siglo pasado, fue sentenciado a 20 años de prisión y recuperará la libertad el 17 de febrero de 2028.
Purga su condena en la cárcel de mediana seguridad de Pekin, en el estado de Illinois.
De todos los jefes de las AUC, el último en recuperar la libertad, será Diego Fernando Murillo Bejarano, conocido con el alias de Don Berna.
El 22 de abril de 2009, poco menos de un año después de su extradición, el juez Richard Berman condenó a Murillo Bejarano a 31 años de cárcel por delitos relacionados con el tráfico de cocaína. Además de la condena, fue obligado a pagar una multa de U$4 millones de dólares.
De acuerdo con la Oficina Federal de Prisiones, Don Berna se encuentra recluido en la cárcel de máxima seguridad del centro de la ciudad de Miami y será liberado el 12 de enero de 2032, cuando haya cumplido 72 años de edad.
Los hermanos Rodríguez Orejuela
Los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela fueron otros grandes capos extraditados por el presidente Uribe. A pesar de que trataron de negociar con la justicia estadounidense, les fue imposible acordar una sentencia corta en ese país cuya justicia los acusó por el tráfico de miles de toneladas de cocaína.
Gilberto Rodríguez, que tiene 81 años, purga su condena en la cárcel de mediana seguridad de Butner en el estado de Carolina del Norte. Sus abogados, invocando razones humanitarias, han solicitado insistentemente su liberación anticipada, pues su sentencia indica que podrá volver a la libertad el 15 de julio de 2029, cuando tenga 90 años.
Su hermano Miguel, quien también podrá volver a la calle en julio de 2029 -cuando tenga 85 años-, cumple su condena en la cárcel de baja seguridad de Loretto, en Pennsylvania.
Hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela
Publicado: julio 1 de 2020
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