Faltando dos años para las elecciones presidenciales, en medio de una crisis humanitaria y con el conocimiento de que la política electoral más que una foto, es una especie de película con final incierto, quisiera hacer una proyección de las presidenciales de Colombia en el 2022, partiendo de los hechos que han cambiado el destino del mundo y de los eventos más importantes que podrían afectar el proceso de elección. Sí bien, hoy no es uno de los temas principales, el intenso debate político a nivel mundial que se estaba dando antes de la epidemia y el que se va a dar con posterioridad a la misma, pone a muchos a pensar que el futuro del país a mediano plazo, dependerá de las decisiones del gobierno actual y de la siguiente administración.
Entre los retos más importantes además de la sostenibilidad económica, tenemos el de combatir el lastre de la violencia y el narcotráfico, el acceso a educación de calidad, el aumento de las tasas de empleo, el sistema de salud, el ingreso básico universal, las obras de infraestructura, la protección de los recursos naturales y el medio ambiente, la lucha contra la corrupción y, especialmente, una reforma institucional profunda que legitime nuestro debilitado sistema democrático.
Dentro de las opciones podemos ver cinco espectros políticos, el extremo izquierdismo, representado por el excandidato presidencial Gustavo Petro, aboga por la estatalización de algunos sectores productivos y la lucha de clases; la centro-izquierda contestataria que propone un modelo económico keynesiano con libertades absolutas, cuenta entre sus figuras más destacadas con el exgobernador de Antioquia Sergio Fajardo, la alcaldesa de Bogotá Claudia López, quién estaría inhabilitada para participar en la elección, la senadora Angélica Lozano y como símbolo, el exalcalde Antanas Mockus; los partidos tradicionales que aún pesan mucho en las elecciones legislativas, no se van a quedar con las manos cruzados en esta elección, su ecuación es muy clara: maquinaria al cuadrado, están legitimados por millones de votantes y entre sus contendientes están el exalcalde de Barranquilla Alex Char, el exvicepresidente reencauchado Germán Vargas Lleras y el polémico senador Roy Barreras.
También están los los que se hacen llamar independientes, que proponen un salpicón de las demás vertientes de acuerdo al gusto del elector, su estrategia se basa en desprestigiar al sistema y mostrarse como candidatos que han sido exitosos en sus gobiernos locales o en el manejo de empresas privadas. Rodolfo Hernández, exalcalde de Bucaramanga, Federico Gutiérrez exalcalde de Medellín o Arturo Calle, renombrado empresario de la moda, hacen parte de ese sonajero que puede traer muchas sorpresas, y para finalizar, está la centro-derecha liderara por el presidente Iván Duque y el expresidente Álvaro Uribe, quienes proponen el vehículo de la seguridad y la inversión privada para fortalecer la cohesión social. De esa vertiente hay muchos que han mencionado el nombre de Luis Alberto Moreno, también están en esa contienda la senadora Paloma Valencia, el Ministro de Defensa Carlos Holmes Trujillo y los abogados Rafael Nieto Loaiza y Abelardo de la Espriella.
El partido de gobierno sabe que la popularidad del expresidente Uribe, aunque sigue siendo importante, por si sola ya no gana una elección, solamente el adecuado manejo de la crisis sin hambre y los golpes certeros contra la criminalidad, los pondría a liderar esta nueva etapa de la política nacional. Por ahora van punteando aquellos cuya sombrilla es el partido verde, saben que en un ambiente tan polarizado pueden entrar por el centro. A la izquierda radical le interesa el caos y la anarquía para profundizar el discurso antisistema y llamar al voto rebelde. Los partidos tradicionales saben que, a menos que su candidato sea muy fuerte, serán el comodín en la segunda vuelta y los independientes aunque carecen de bases filosóficas, políticas o incluso de reconocimiento en la opinión pública, pueden dar una sorpresa en medio de la convulsión del mundo de hoy y el surgimiento de la “Pop-Política”, aunque la tendrían difícil contra el establecimiento, e incluso ganando se tendrían que enfrentar con la “Realpolitik”.
Dentro de los eventos más importantes que pueden influir las siguientes elecciones estarán los avances tecnológicos que tienden a crecer exponencialmente en tiempos de crisis, las elecciones de este año en Estados Unidos, cuyo discurso suele tener un efecto espejo en la opinión pública del país, las cifras de empleo y crecimiento económico que son fundamentales a la hora de evaluar el gobierno de turno, el saldo final de víctimas y daños de la pandemia, algún logro deportivo en los juegos olímpicos o en la copa América, el recrudecimiento de la violencia por parte de los grupos armados, la transición democrática en Venezuela, la implementación del Ingreso Básico Universal sin asfixiar el sector productivo o simplemente una mayor participación de personajes de la vida nacional en estas elecciones, teniendo en cuenta lo que está en juego.
A la espera del nudo y el desenlace, hoy los más opcionados son: Sergio Fajardo, Luis Alberto Moreno, Gustavo Petro, Federico Gutiérrez y Álex Char o Germán Vargas Lleras. El siguiente presidente, más allá de los complejos retos anteriormente mencionados, debe ser un líder capaz de sacar adelante los proyectos en materia tecnocrática, pero más importante, debe ser un interlocutor que sirva de ejemplo para guiar al país por buen camino, bajando el tono de la polarización que tanto daño le hace a la estabilidad política, económica y social de Colombia. Su responsabilidad será enorme y su legado residirá en el manejo de la postcrisis. En un año veremos si los vaticinios siguen siendo los mismos, o si la trama de la película dio un giro inesperado.
Publicado: junio 5 de 2020
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