Hace tan solo un año, nadie hubiera imaginado que un virus completamente invisible y desconocido pondría al mundo de cabeza. Un virus que no solo alteraría la dinámica mundial de la economía, sino que además iba a cobrar la vida de miles de personas, cambiando de paso y para siempre, muchas de nuestras más arraigadas costumbres.
Cosas simples y comunes como un apretón de manos, o un abrazo efusivo, o hasta ese beso amoroso en la frente del abuelo, terminaron siendo un acto cuestionable, casi que prohibido. Y esto por supuesto, nos ha hecho ver la vida de una forma muy diferente, tanto que nos recordó lo vulnerables que somos frente a un mundo donde alguna vez llegamos creer que teníamos todo bajo control.
Muy poco tardó el virus en tocar a nuestro país. Poco más de dos meses después de su aparición en China, Colombia ya reportaba su primer caso, y el 25 de marzo el Gobierno se vio obligado a decretar el Aislamiento Preventivo Obligatorio, una medida que por obvias razones se mantiene hasta hoy, con el esfuerzo conjunto de las autoridades y de miles de médicos y demás personal ligado a la Salud, quienes con absoluta entrega, siguen arriesgando hasta su propia integridad, en una maratónica lucha para salvar vidas, y controlar la expansión del virus del Covid 19… ¡A ellos todo mi reconocimiento y gratitud!
Hoy cuando gracias al liderazgo, trabajo conjunto, y acertadas decisiones del equipo de Gobierno del Presidente Iván Duque, el país comienza su regreso progresivo a la vida productiva de varios sectores de la economía; es preciso entender que la pelota está en el campo de nosotros los ciudadanos. Del grado de responsabilidad con que asumamos esta nueva etapa, dependerá en gran manera que no colapse el Sistema de Salud, y que podamos salvar muchas más vidas, acatando las normas de bioseguridad, respetando el distanciamiento social, y sobre todo, entender que cada acto tiene consecuencias.
De nada servirán los esfuerzos del Gobierno, invirtiendo miles y miles de millones de pesos en programas sociales que han aliviado a millones de colombianos la crisis económica derivada de la pandemia. Y de poco servirá el sacrificio de esos miles de médicos, hombres y mujeres que reitero, se la juegan para salvar vidas, si nosotros los ciudadanos no asumimos nuestra responsabilidad.
No es posible que, a la ya larga lista de infectados en el país, (poco más de 30 mil) y con casi mil vidas que ha cobrado la pandemia, sigamos actuando de manera irresponsable ante un virus que directa o indirectamente nos ha tocado a todos, y por eso preocupa y desmotiva ver a tantos ciudadanos, violando todas las normas habidas y por haber.
Solo en Bogotá se han impuesto 136.587 comparendos a ciudadanos por incumplir la medida de aislamiento preventivo obligatorio, y el número de contagios por Covid-19 en la capital ya supera los 8.100 casos lo que hace que Bogotá concentre el 33 % de los contagiados en el país. Lo peor es que aún con este oscuro panorama, hasta la propia Alcaldesa de la capital viola frecuente y flagrantemente la cuarentena, excusada en que ella es ‘autoridad de salud’.
Resulta deleznable la irresponsabilidad de un gremio como Fecode que, en su loca carrera por cumplir los preceptos comunistas de las farc, sigue incitando y manipulando a los jóvenes para agitarlos en contra del Gobierno, poniendo en riesgo la integridad de miles de estudiantes, y justo ahora, cuando más se necesita proteger a nuestros jóvenes de un virus tan letal, y para el cual nadie, en ningún lugar del mundo, estaba preparado para enfrentar. ¡Todo esto es absurdo e indignante!
Claro que aún hay esperanza. Nunca un país es tan fuerte e invencible, como cuando todos caminan en la misma dirección y con el mismo propósito, y sé que juntos lo vamos a lograr. Pero es preciso asumir que llegó de la hora de hacerlo juntos.
Cosas tan simples, como el uso de un tapabocas, el lavado continuo de manos, el distanciamiento social, o quedarnos en la casa cuando no sea imperativo salir, son lo único que en verdad puede garantizar que entre todos superemos la crisis, para que un día, -ojalá no muy lejano- podamos volver a disfrutar de cosas tan simples, pero tan valiosas como un apretón de manos, un abrazo efusivo, o hasta ese beso amoroso en la frente del abuelo.
Publicado: junio 4 de 2020
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